Centro Nacional de Desarrollo e Investigación en Tecnologías Libres, Mérida, Venezuela1
Universidad de los Andes, Mérida, Venezuela1
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La antropóloga Maria Paula Sibilia, quien es docente de la Universidad Federal Fluminense,
presenta una profunda disertación sobre el contexto digital actual, enfocándose en las
particularidades del “yo”. En la primera parte de la obra se reflexiona sobre “EL SHOW
DEL YO” subrayando cómo se quiebran los elementos básicos de la autoconstrucción, la
tematización del yo y la sociabilidad moderna. De hecho, considera que en este momento
estamos rodeados de un conjunto de rituales contemporáneos que son expresiones de un proceso
más abarcante, cubiertos en una atmósfera sociocultural que los posibilita y les concede sentido.
Enfatiza que el clima de época que nos envuelve parece impulsar ciertos cambios sobre la propia
conceptualización del “usted” y el “yo”.
Seguidamente se plantea el “YO NARRADOR Y LA VIDA COMO RELATO” que genera
como colofón varias interrogantes:
¿Qué significa todo esto? ¿Habrı́a una especie de falsedad, una deplorable falta de autenticidad en las construcciones subjetivas contemporáneas? ¿Se ha generalizado el uso de máscaras que ocultan alguna verdad fundamental, algo más real que estarı́a por detrás de esa imagen bien construida y literalmente narrada, pero fatalmente falsa o ficticia? ¿O, en cambio, esa multiplicación de autoficciones estarı́a indicando el advenimiento de una subjetividad plástica y mutante, por fin liberada de las viejas tiranı́as de la identidad? ¿Esta saturación actual del yo y del usted anunciarı́a, de manera paradójica, la definitiva extinción del viejo yo, siempre unificador y supuestamente estable? ¿O, al contrario, se tratarı́a de un paroxismo de identidades efı́meras producidas en serie, todas tan auténticas como falsas, aunque fundamentalmente visibles? (Sibilia, 2008, p. 63).
Remarcando la autora que las respuestas contienen una complejidad que supera un
sencillo “sı́” o “no”, en vista que las relaciones entre verdad/mentira, ficción/realidad,
esencia/apariencia, verdadero/falso, que siempre fueron difı́ciles, hoy se complicaron más.
Más adelante se expone el “YO PRIVADO Y EL DECLIVE DEL HOMBRE PÚBLICO”,
puntualizando que nos encontramos en un sistema económico donde los cambios son la única
constante. Es decir, una sociedad que obliga al cambio, hace que verbos como: tener, guardar y
acumular, pierdan su sentido pretérito, mientras que otras formas verbales se valorizan: acceder
y parecer, o se presentan sustantivos preponderantes como: las apariencias, la visibilidad y la
celebridad. Por lo tanto, ante esto uno de los reductos sociales más afectado resulta ser: el
hogar, que deja de cumplir su papel de refugio privado para resguardar lo ı́ntimo.
Continúa su planteamiento con el “YO VISIBLE Y EL ECLIPSE DE LA
INTERIORIDAD”, advirtiendo que en la cultura de las apariencias, del espectáculo y de la
visibilidad, pareciera no haber motivos para adentrarse en busca de los sentidos abismales
perdidos dentro de sı́ mismo. En contraparte, las visiones exhibicionistas y performáticas nutren
la persecución de un efecto: el reconocimiento en los ojos ajenos y especı́ficamente la ansiada
recompensa de ser visto, añadiendo:
Cada vez más, hay que aparecer para ser. Porque todo lo que permanezca oculto, fuera del campo de la visibilidad -ya sea dentro de sı́, encerrado en el hogar o en el interior del cuarto propio- corre el triste riesgo de no ser interceptado por ninguna mirada. Y, según las premisas básicas de la sociedad del espectáculo y la moral de la visibilidad, si nadie ve algo es muy probable que ese algo no exista. Como bien descubrió Guy Debord hace cuatro décadas, el espectáculo se presenta como una enorme afirmación indiscutible, ya que sus medios son al mismo tiempo sus fines y su justificación es tautológica: “lo que aparece es bueno, y lo que es bueno aparece”. En ese monopolio de la apariencia, todo lo que quede del lado de afuera simplemente no existe (Sibilia, 2008, p. 130).
Por otra parte, al abordar el “YO ACTUAL Y LA SUBJETIVIDAD INSTANTÁNEA”
esboza el hecho que sin renunciar al tradicional recurso a la espacialización del transcurrir
temporal, en el arrebato de los flujos digitalizados la lógica de lo instantáneo explotó a la
antigua moral de la acumulación, percibiendo esas mutaciones en nuestra forma de comprender
el tiempo pasado y en el papel que éste ejerce en la construcción de sı́ mismo.
Además, al tratar el “YO AUTOR Y EL CULTO A LA PERSONALIDAD” detalla
la metamorfosis del autor que hace/crea (algo) hacia el autor que es (alguien), cambiando
también la función del eventual lector o espectador, entendiendo que la obra literaria que existe
cuando se la lee tiende a desaparecer, amenazando la vida misma de la obra. No obstante, el
viejo mito del autor se sigue manteniendo con variados recursos ficcionalizantes de la intimidad
y apoyado del aparato mediático que coadyuva a la hipertrofia de la personalidad en el ámbito
privado.
En el punto siguiente “YO REAL Y LA CRISIS DE LA FICCIÓN” se confronta la
realidad donde las estrellas (del tipo hollywoodenses) ceden sus vidas realmente vividas para
que la industria del entretenimiento se alimenta de las personas, absorbiéndolas con su sed
de autenticidad y vitalidad. Como esgrime la escritora en gran medida estos artistas se
vuelven mercaderı́as, aunque en ese movimiento que los espectaculariza y los ficcionaliza,
paradójicamente, también parece volverlos más reales, agregando:
Porque al transformarse en personajes, el brillo de la pantalla los contagia y entonces se realizan de otra forma: ganan una rara consistencia, que proviene de esa irrealidad hiperreal de la legitimación audiovisual. Pasan a habitar el imaginario espectacular y, de ese modo, parecen volverse curiosamente más reales que la realidad. Pues ası́ se convierten en marcas registradas, se vuelven mercancı́as subjetivas. O, con mayor precisión, transmutan en aquello que se ha dado en llamar celebridades: pura personalidad visible, en exposición y venta en los escaparates mediáticos (Sibilia, 2008, p. 263).
Acercándose al final se aborda el “YO PERSONAJE Y EL PÁNICO A LA SOLEDAD”,
denotando que la fascinación propiciada por el exhibicionismo y el voyerismo encuentra las
condiciones perfectas en una sociedad atomizada por un individualismo narcisista, que precisa
ver su bella imagen reflejada en la mirada ajena para ser.
Para cerrar el libro se valora el “YO ESPECTACULAR Y LA GESTIÓN DE SÍ
COMO UNA MARCA” concluyendo la intelectual rioplatense que no es viable negar que la
democratización de los medios posibilitada por todos los dispositivos es una novedad histórica,
pero tampoco se puede ocultar que buena parte de lo que se hace, se dice y se muestra en esos
escenarios de la confesión virtual no tiene ningún valor, acotando:
Ası́, acompañando los desplazamientos de los ejes alrededor de los cuales se construı́an las subjetividades modernas, la multiplicación de los emisores posibilitada por los nuevos medios electrónicos permite que cualquiera sea visto, leı́do y oı́do por millones de personas. La paradoja es que esa multitud quizá no tenga nada que decir. Se expande, ası́, esta multiplicación de voces que no dicen nada -al menos, “nada” en el sentido moderno del término- aunque no cesen de vociferar. Todo ocurre como si aquellos grandes relatos que estallaron en las últimas décadas hubiesen dejado un enorme vacı́o al despedazarse. En ese espacio hueco que restó, fueron surgiendo todas estas pequeñas narrativas diminutas y reales, que muchas veces no hacen más que celebrar y afirmar ese vacı́o, esa flagrante falta de sentido que flota sobre muchas experiencias subjetivas contemporáneas (Sibilia, 2008, pp. 310-311).
En sı́ntesis “La intimidad como espectáculo” es un texto que pone en contexto la cruda realidad cognitiva que se vive en este milenio, donde el ser parece sucumbir ante la cosificación tecnificada, una lectura recomendada para quienes estudian los espacios de convergencia tecno/sociales.
Sibilia, P. (2008). La intimidad como espectáculo (R. Fernández, Trad.). Buenos Aires: Fondo
de Cultura Económica. ISBN 978-950-557-754-5.