Centro Nacional de Desarrollo e Investigación en Tecnologías Libres, Mérida, Venezuela1
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El economista Andrea Fumagalli, quien es docente de la Universidad de Pavı́a, desarrolla un amplio análisis sobre las fuertes transformaciones contemporáneas en el modo de producir/trabajar y vivir/comunicar. Explicando que esta fase económica puede ser conceptualizada con la locución: capitalismo cognitivo, que describe la continuidad y paralelamente la discontinuidad en relación con el régimen de acumulación precedente. Se percibe la continuidad, debido a que giramos permanentemente en la orbita de las relaciones económicas capitalistas, pero también discontinuidad, ya que la naturaleza del proceso de acumulación se desliza de la producción material a la producción inmaterial de conocimiento:
La inmaterialidad presente hoy en buena parte de la actividad de producción hace imposible una medida adecuada de la productividad individual y, por ende, social. La cooperación productiva produce «des-mesura». Un segundo efecto es que esta desmesura redefine, de un modo nuevo, el tiempo y el espacio. Lo que actualmente aparece como no medible (des-mesura) es la gestión del tiempo y del espacio. No es una casualidad que después de una reducción secular, el tiempo efectivo de trabajo haya aumentado de forma constante en los últimos treinta años. No es una casualidad, tampoco, que la cuestión ecológica, o la sostenibilidad del territorio y del medioambiente, haya alcanzado un punto crı́tico extremo. Y no es casualidad, finalmente, que en la regulación de Internet se juegue una partida decisiva tanto en relación con los derechos de propiedad intelectual como en relación con las formas de control social (Fumagalli, 2010, p.p. 21-22)
La primera parte de la obra se titula: El análisis del proceso bioeconómico de
acumulación, parte con una disertación introductoria acerca de cómo en la economı́a
capitalista prevalece la supremacı́a de la actividad de producción/acumulación sobre la
de intercambio/realización. Más adelante se valora “1. La financiación del proceso
de acumulación” donde los mercados financieros se ajustan a un moderno e innovador
capitalismo cognitivo, que además incide en las convenciones sociales de las que derivan las
nuevas formas del control polı́tico y económico.
Seguidamente se aborda “2. La actividad de producción: la evolución de las formas
de acumulación”, subrayando que en el capitalismo fordista, el (plus)valor del proceso de
acumulación estaba vinculado al ciclo de vida de las mercancı́as, actualmente en el capitalismo
cognitivo el (plus)valor tiende a estar interrelacionado directamente con el ciclo de vida de los
seres humanos.
Posteriormente se visualiza “3. La actividad de producción: la evolución de las
formas de organización de la empresa capitalista”, destacando que distanciándose del
capitalismo industrial-fordista, en el capitalismo cognitivo no se observa actualmente una
jerarquı́a fortalecida en lo económico y polı́tico. Por el contrario, es proclive a los desequilibrios
generados en los mercados financieros y de materias primas, rasgo de un orden geoeconómico
imperial descabezado.
A continuación se debate sobre “4. La realización monetaria bioeconómica: consumo,
comunicación y terciarización”, expresando que cuando un cliente desarrolla la más clásica
de las operaciones de consumo: el pago de la mercancı́a, proporciona en la caja de forma
inconsciente datos sobre las costumbres de consumo, cumpliendo un acto de producción. En
consecuencia, en el capitalismo cognitivo la gestión de la información y el grado de conocimiento
atribuible, representa efectivamente el motor principal del proceso de acumulación:
La no separación entre producción y consumo se torna ası́ total. Ya no hay separación entre acto laboral y acto de consumo. Las figuras del/la trabajador/a y del/la consumidor/a, en un tiempo distintas aunque unidas en la misma persona, se funden hoy en la vida del individuo. Más aún, lo que parece un acto habitual dirigido a la supervivencia (como el acto de consumo) es valorizado en el proceso bioeconómico de acumulación (Fumagalli, 2010, p. 176).
En la segunda parte: La transformación de la prestación laboral, se abarca “5. La
prestación laboral como forma de subsunción total de la vida”, donde es predominante
la triada que caracteriza el trabajo digital: comunicación, cooperación y autocontrol/control
social que representa hoy el elemento constituyente del trabajo cognitivo y de su dialéctica.
En lı́nea con lo anterior, en “6. Las distintas formas del trabajo en el capitalismo
cognitivo” se puntualiza que entre vida y trabajo no hay ninguna diferencia, porque la vida se
encuentra subsumida en lo laboral, siendo crucial redefinir aspectos como el valor del trabajo,
la explotación y las formas de alienación en el nuevo contexto de acumulación. Además, el autor
advierte en “7. Explotación, alienación y nuevas subjetividades del trabajo” que un
empleo con mayor autonomı́a no es sinónimo de trabajo creativo, por el contrario, suele ser más
pobre en términos culturales y los conocimientos estandarizados, que son puestos al servicio de
un patrón (con modalidades similares al trabajo asalariado), incluso del trabajo pretaylorista:
Pero a la pobreza cultural que produce la dependencia psicológica, se le añade también la precariedad y la flexibilidad del trabajo que produce la pobreza económica. Esto no significa que esté en marcha un proceso de pauperización de los trabajadores — tal y como Marx preconizó — o que todos/as los trabajadores/as del mundo sufran una condición de extrema pobreza (aunque para muchos ésta sea la realidad). La pobreza económica (como la cultural) indica el estado de extrema dependencia, de exclusión del bienestar, aunque el trabajador/a se encuentre incluido/a en los circuitos de la producción social (Fumagalli, 2010, p. 253).
Para cerrar, el intelectual italiano contempla dentro de la tercera parte: La dialéctica
en la bioeconomı́a y las contradicciones del capitalismo cognitivo, señalando en “8.
Para un análisis del capitalismo cognitivo” que la precariedad es subjetiva, existencial
y generalizada en esta nueva fase capitalista. Se erige la precariedad en condición estructural
interna en el naciente vı́nculo entre capital y trabajo inmaterial.
Concluye en “9. Por un programa socioeconómico postsocialista: elementos para
la reflexión sobre la multitud precaria” que claramente en el capitalismo cognitivo, la
acción sindical debe ser biosindical, para que la masa transforme en enjambre las diferencias
para reivindicar la autonomı́a, la sustracción y el éxodo de las actuales formas de expropiación:
En el capitalismo cognitivo la comunicación es el alma del proceso de realización, participa directamente en la valorización y en la acumulación. La comunicación se vuelve también central en las formas de oposición al capitalismo cognitivo. En este ámbito, la comunicación se transforma en comunic/acción, es decir en capacidad de comunicar contenidos y, al mismo tiempo, de ponerlos en funcionamiento a través de acciones directas que hagan factibles los contenidos de la comunicación. La comunic/acción es, por lo tanto, un instrumento de toma de conciencia, ejemplo y posibilidad de obtener resultados concretos e inmediatos. A este respecto los instrumentos tradicionales de la lucha polı́tica y de la reivindicación sindical ya no son suficientes (Fumagalli, 2010, p. 323).
En resumidas cuentas “Bioeconomı́a y capitalismo cognitivo” es un libro indispensable para entender la nueva dimensión capitalista, cubriendo facetas económicas, sociales, polı́ticas que permiten comprender la dominación cognitiva que subyace con las Tecnologı́as de la Información y las Comunicaciones (TIC). Por tanto, un texto que es sugerido para los investigadores sociales que se interesen en los fenómenos que afectan al ser humano en el siglo XXI.
Fumagalli, A. (2010). Bioeconomı́a y capitalismo cognitivo. Hacia un nuevo paradigma de acumulación. Traducido por: Antonio Antón Hernández, Joan Miquel Gual Vergas y Emmanuel Rodrı́guez López. Madrid: Traficantes de Sueños. ISBN 978-84-96453-54-8.