Educando en tiempos de violencia: Mecanismos de acción pedagógica para la educación secundaria

Educando en tiempos de violencia: Mecanismos de acción pedagógica para la educación secundaria


Educating in times of violence: Pedagogical action mechanisms for secondary education


Deinny PucheORCID logo1

Savier AcostaORCID logo1

Universidad Central de Venezuela, Distrito Capital, Venezuela1

Universidad del Zulia, Zulia, Venezuela2

deinnypuche@gmail.com1

savier.acosta@gmail.com2

Fecha de recepción: 20/02/2024

Fecha de aceptación: 21/05/2024

Pág: 109 – 123

Resumen

El estudio se centra en analizar los mecanismos de acción pedagógica para la educación secundaria en tiempos de violencia en el Estado Zulia, Venezuela, para ello se establecieron varios objetivos especı́ficos como; identificar los factores que influyen en este fenómeno, analizar los enfoques pedagógicos para abordarlo y determinar sus consecuencias. Se utilizó un enfoque positivista descriptivo, empleando un cuestionario con tres opciones de respuesta para recopilar datos de 108 docentes y 12 directivos de tres escuelas en Maracaibo. Los resultados se analizaron con métodos estadı́sticos y tablas de Excel. Se encontraron deficiencias en la prevención, educación, polı́ticas, intervención temprana y participación comunitaria, sugiriendo un enfoque más preventivo que reactivo. La investigación destaca la necesidad de polı́ticas y programas educativos más efectivos y preventivos para abordar la violencia escolar de manera integral. El estudio revela la importancia de abordar la violencia escolar de manera preventiva, centrándose en la educación y la participación comunitaria. Se sugiere desarrollar polı́ticas y programas educativos que promuevan un ambiente escolar seguro y saludable, fomentando la resolución pacı́fica de conflictos y la inclusión de todos los actores educativos en la prevención de la violencia. Además, se resalta la importancia de la intervención temprana y la implementación de medidas efectivas para abordar las causas subyacentes de la violencia escolar.

Palabras clave: consecuencias, educación, mecanismos, prevención, valores, violencia.



Abstract

The study focuses on analyzing the mechanisms of pedagogical action for secondary education in times of violence in the Zulia State, Venezuela. To achieve this, several specific objectives were established, such as identifying the factors that influence this phenomenon, analyzing pedagogical approaches to address it, and determining its consequences. A descriptive positivist approach was used, employing a questionnaire with three response options to collect data from 108 teachers and 12 administrators from three schools in Maracaibo. The results were analyzed using statistical methods and Excel tables. Deficiencies were found in prevention, education, policies, early intervention, and community participation, suggesting a more preventive approach than reactive. The research highlights the need for more effective and preventive educational policies and programs to address school violence comprehensively. The study reveals the importance of addressing school violence preventively, focusing on education and community participation. It is suggested to develop educational policies and programs that promote a safe and healthy school environment, fostering peaceful conflict resolution and the inclusion of all educational actors in violence prevention. Additionally, the importance of early intervention and the implementation of effective measures to address the underlying causes of school violence is emphasized.

Key words: consequences, education, mechanisms, prevention, values, violence.



Esta obra está bajo licencia CC BY-NC-SA 4.0


Introducción

En la actualidad, las sociedades se enfrentan a un preocupante aumento de la violencia, la cual impacta de manera significativa a los más vulnerables, especialmente a niños y adolescentes. Según Fuenmayor (2016) esta situación se manifiesta en comportamientos agresivos que se observan con mayor frecuencia en el ámbito escolar, especialmente en la educación secundaria.

En este sentido, Iborra et al. (2011), destacan que, en el año 2008 se registraron 1.780 incidencias en los colegios de la Comunidad Valenciana, lo que afecta a 25,19 de cada 10.000 escolares15. Por provincias, hubo 861 incidencias en Valencia (23,60 de cada 10.000), 674 en Alicante (26,08 de cada 10.000) y 245 en Castellón (29,32 de cada 10.000). En los siguientes apartados se desglosa la información sobre estas incidencias (que contienen información tanto de vı́ctimas como de agresores) por provincias, municipios, tamaño de municipio y tipo de violencia, entre otros factores.

Según Albaladejo-Blázquez (2011) datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el acoso escolar es un problema significativo que afecta a los estudiantes de todo el mundo. Se estima que uno de cada tres estudiantes de entre 13 y 15 años experimenta algún tipo de acoso escolar, y las niñas son más propensas a ser acosadas sexualmente que los niños. Asimismo, Acosta y Villalba (2022) señala que la violencia en las escuelas puede tener graves consecuencias en la salud mental y el bienestar de los estudiantes, por ello, se hace necesario incorporar la educación para la paz en la escuela como un mecanismo de convivencia ciudadana.

De acuerdo con la Encuesta Mundial de Salud Escolar en Jóvenes, realizada en 2018, tres de cada cuatro estudiantes de entre 13 y 15 años han sido objeto de violencia fı́sica por parte de sus compañeros de escuela, mientras que uno de cada tres ha sido objeto de violencia verbal y uno de cada cinco ha sido objeto de acoso cibernético.

En esta lı́nea de pensamiento, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha informado que la violencia en las escuelas afecta a 246 millones de niños y adolescentes en todo el mundo, teniendo un impacto negativo en su aprendizaje y desarrollo. Según un informe de UNICEF (2019), titulado “Es hora de aprender: busca poner fin a la violencia en las escuelas” los gobiernos deben invertir en medidas para prevenir y responder a la violencia en las escuela.

Por su parte, Fuenmayor (2014) sostiene que, los gobiernos deben tomar medidas para prevenir y responder a la violencia y el acoso escolar, incluyendo la creación de polı́ticas y programas de prevención, la formación del profesorado y la promoción de un clima escolar positivo.

De allı́ que, la violencia en las escuelas es un problema grave que requiere la atención y acción de los gobiernos, las escuelas y las familias para crear un entorno seguro y positivo para todos los estudiantes. Según el estudio de Fuenmayor (2016) en las instituciones de educación media en Maracaibo se ha observado un aumento en la agresividad y violencia por parte de los estudiantes. Esta situación se manifiesta en amenazas hacia los profesores con el objetivo de obtener aprobaciones sin cumplir con sus obligaciones escolares. En este sentido, Castellano (2023) señala que, dentro de las instituciones educativas, los estudiantes ejercen fuerza y forman grupos para atemorizar y ejercer el bullying, también muestran poco respeto hacia las autoridades educativas.

Esta situación representa un desafı́o significativo para las autoridades educativas, quienes deben tomar medidas efectivas para abordar estos comportamientos y garantizar un ambiente seguro y propicio para el aprendizaje de todos los estudiantes. Es por ello, que este estudio se propuso identificar los factores influyentes en la violencia escolar, analizar los mecanismos de acción pedagógica para educar en la violencia y establecer las consecuencias de la violencia escolar.


Método

El componente metodológico de este estudio se enmarca en un enfoque positivista con un enfoque cuantitativo, que de acuerdo con Acosta (2023a) busca analizar de manera objetiva y medible los fenómenos. En este caso el enfoque cuantitativo, el cual según Hernández-Sampieri y Mendoza (2018) se caracteriza por la recolección de datos numéricos y su posterior análisis estadı́stico para obtener conclusiones válidas y fiables.

La investigación se tipifica como descriptiva, conceptualizada por Arias (2016) aquella que se enfoca en describir las caracterı́sticas o fenómenos de un grupo. La muestra estuvo constituida por 108 docentes y 12 directivos de tres instituciones educativas de Maracaibo, Estado Zulia. Los criterios de inclusión para los participantes fueron; ser docentes o directivos de las instituciones seleccionadas y estar dispuestos a participar en el estudio. Los criterios de exclusión se basaron en la disposición para proporcionar información.

Para la recolección de datos, se empleó la técnica de la encuesta, mediante la aplicación de un cuestionario en lı́nea. El cuestionario estuvo compuesto por 42 ı́tems con tres modalidades de respuesta: siempre, algunas veces y nunca. Esta técnica permitió obtener información directa de los participantes sobre su experiencia y percepción de la violencia en las escuelas y los mecanismos pedagógicos para enfrentarla.

Los datos recolectados fueron procesados mediante el programa SPSS versión 21, que permitió realizar análisis estadı́sticos para obtener las frecuencias relativas y porcentuales de las respuestas. Además, fueron presentados en tablas que muestran de manera clara y concisa la información obtenida.

El estudio estuvo sujeto a consideraciones éticas, como la confidencialidad y el resguardo de la información de la identidad de las instituciones educativas, asimismo como de los participantes. Se garantizó que la información recopilada fuera utilizada únicamente para fines de investigación y que no se revelara la identidad de los participantes sin su consentimiento. Los resultados se presentan a continuación, iniciando con la Tabla 1


Resultados


Tabla 1: Factores que incluyen en la violencia escolar

IndicadoresFactores individualesFactores familiares Factores escolaresFactores sociales y comunitarios
Doc.Dir.Doc.Dir.Doc.Dir.Doc.Dir. Doc.Dir.Doc.Dir.Doc.Dir.Doc.Dir.
FrF%FrF%FrF%FrF% FrF%FrF%FrF%FrF%
Siempre76,4109,27168,712100 7569,480749589,912100
Algunas veces8376,89083,33027,700 3330,52119,4109,200
Nunca1816,687,476,400 0076,454,600
Total1081001210010810012100 1081001210010810012100

Fuente: Elaboración propia (2024).


Los datos reflejados en la Tabla 1, muestran que, según in 76,8 % de los docentes, algunas veces la genética de un estudiante puede influir en su propensión a comportamientos violentos, asimismo, creen que la personalidad de un estudiante puede ser un factor que contribuya a comportamientos agresivos en la escuela y que la historia de trauma o la exposición a la violencia en el hogar pueden influir en la conducta violenta. Mientras un 16,6 % considera que esto nunca ocurre y finalmente un 6,4 % manifiesta que siempre sucede. En contraste, el 83,3 % de los directivos consideran la violencia algunas veces se debe a factores individuales. Por otro lado, un 9,2 % considera que esto siempre ocurre y finalmente un 7,4 % cree que nunca pasa.

En cuanto a los factores familiares, un 68,7 % de los docentes creen que siempre la falta de supervisión de los padres puede contribuir a que un estudiante tenga comportamientos violentos en la escuela, que el hogar afecta la conducta de un estudiante y la falta de comunicación efectiva entre los padres y el estudiante también ser un factor que contribuya a comportamientos agresivos en la escuela, un 27,7 %, manifiestan que algunas veces son muy influyentes y solo un 6,4 %, considera que esto nunca ocurre. Por otro lado, el 100 % de los directivos el factor familia es decisivo en los comportamientos agresivos de los estudiantes.

Respecto a los factores escolares, un 69,4 % de los docentes consideran que el ambiente escolar puede influir en la propensión de un estudiante a comportamientos violentos, asimismo, creen que, la presión académica puede ser un factor que contribuya a la violencia entre los estudiantes, ası́ como la falta de programas de prevención de la violencia en la escuela puede contribuir a comportamientos agresivos entre los estudiantes, un 30,5 % manifestó que algunas veces los factores escolares son influyentes. En cambio, un 74 % de los directivos consideran estos los factores escolares siempre influyen, seguido por un 19,4 %, que manifiestan que algunas veces influyen y solo un 6,4 % considera que nunca ocurre.

En relación con los factores sociales y comunitarios, un 89,9 % de los docentes creen que siempre la influencia de los compañeros contribuye a comportamientos violentos entre los estudiantes, que la pertenencia a grupos violentos o pandillas puede influir en la propensión de un estudiante a comportamientos agresivos y la exposición a la violencia en los medios de comunicación y en la comunidad puede afectar la conducta de un estudiante, un 9,2 %, consideran que esto ocurre solo algunas veces y finalmente un 4,6 %, respondió que nunca pasa. Por su parte, el 100 % de los directivos encuestados consideran que siempre influyen. Ası́ mismo, en la Tabla 2 se observarán algunos mecanismos para el control de la violencia escolar.


Tabla 2: Mecanismos para el control de la violencia escolar

IndicadoresFactores individualesFactores familiares Factores escolaresFactores sociales y comunitarios
Doc.Dir.Doc.Dir.Doc.Dir.Doc.Dir. Doc.Dir.Doc.Dir.Doc.Dir.Doc.Dir.
FrF%FrF%FrF%FrF% FrF%FrF%FrF%FrF%
Siempre87,4216,62018,5866,6 87,46500000
Algunas veces5949866,66156,4216,6 1816,66500000
Nunca5046,2003734,200 8275,90010810012100
Total1081001210010810012100 1081001210010810012100

Fuente: Elaboración propia (2024).


Los datos presentados muestran en cuanto a la prevención y educación, que el 49 % de los docentes reportan algunas veces se implementan programas de prevención y educación en tu institución educativa, la falta de programas contribuye a un ambiente escolar más seguro y respetuoso, un 46,2 % manifestó que nunca ocurre esto y solo un 7,4 % considera que siempre ocurre. En comparación con los directores, un 66,6 % que la prevención y educación en este tema casi nunca se da, un 16,6 % cree que siempre ocurre.

Por otro lado, en polı́ticas y normativas, el 56,4 % de los docentes encuestados consideran que, algunas veces se implementan polı́ticas y normativas para abordar la violencia escolar y promover un ambiente seguro directores, asimismo, un 34,2 % creen que nunca se implementan medidas disciplinarias claras y consistentes en tu institución para abordar la violencia entre estudiantes, solo un 18,5 % consideran que siempre se implementan, mientras que, el 66,6 % de los directivos manifestaron que esto siempre ocurre y un 16,6 % consideran que algunas veces se implementan.

En relación con el indicador Intervención Temprana el 82 % de los docentes encuestados manifestaron que nunca se establecen programas de intervención temprana para identificar y apoyar a estudiantes en riesgo de desarrollar problemas de conducta o emocionales, se realizan evaluaciones periódicas para identificar a tiempo posibles dificultades académicas, emocionales o de comportamiento en los estudiantes y se brinda apoyo psicológico o emocional a los estudiantes que lo necesitan como parte de la intervención temprana. Un 18 % considera que solo alguna algunas veces ocurre, mientas un 8 % manifestó que siempre pasa. Por otra parte, un 50 % considera que siempre se da la intervención temprana, asimismo, un 50 % manifestó que ocurre solo algunas veces.

Finalmente, respecto al indicador Participación de la comunidad observándose que el 100 % de los docentes y directivos consideran que la comunidad nunca participa ni brinda apoyo y recursos para fortalecer las iniciativas escolares dirigidas a prevenir la violencia y promover un ambiente de convivencia positiva. A continuación, en la Tabla 3 se pueden observar las consecuencias académicas de la violencia escolar.



Tabla 3: Consecuencias académicas de la violencia escolar

IndicadoresAusentismo escolarRendimiento académico Participación en Actividades escolares
Doc.Dir.Doc.Dir.Doc.Dir.Doc.Dir. Doc.Dir.Doc.Dir.
FrF%FrF%FrF%FrF% FrF%FrF%
Siempre9386,17872,210810012100 9890,71093,3
Algunas veces1513,83027,70000 109,2216,6
Nunca00000000 0000
Total10810010810010810012100 10810012100

Fuente: Elaboración propia (2024).

Según los datos recopilados, el 86,1 % de los docentes indica que el ausentismo escolar siempre, es una causa de la violencia escolar entre los estudiantes, mientras que el 13,8 % señala que es “algunas veces”. Por otro lado, el 72,2 % de los directores indica que el ausentismo escolar ocurre “siempre”, como causa de la violencia escolar y el 22,2 % indica que ocurre “algunas veces”. En cuanto al rendimiento académico, el 72,2 % de los docentes indica que se maneja “siempre”, y el 27,7 % indica que esto ocurre “algunas veces”.

En relación con el Rendimiento académico el 100 % de los docentes y directivos consideran que la violencia que en las escuelas y las sociedades afecta el rendimiento académico. Todos los directores.

Respecto a la participación en actividades escolares, el 90,7 % de los docentes indica que siempre hace falta la que las comunidades apoyen a las instituciones educativas, el 9,2 % indica que ocurre “algunas veces”. Asimismo, un 83,3 % de los directivos considera que siempre es importante la participación de la comunidad y un 16,6 % cree que solo algunas ves son importantes.


Discusión


Al contrastar los resultados con algunas teorı́as que contribuyen a profundizar en la realidad vivida en algunas unidades educativas del municipio Maracaibo se tiene que según Vidal et al. (2021) estudiar los factores individuales, como la genética y la personalidad, es importante para comprender cómo ciertos estudiantes pueden estar predispuestos a comportamientos violentos. Esta comprensión puede ayudar a identificar a los estudiantes en riesgo y proporcionarles el apoyo necesario para prevenir la violencia.

De acuerdo con Vidal et al. (2023) los factores individuales pueden tener un impacto significativo en la violencia escolar. Es ası́ como la genética y la biologı́a pueden influir en la predisposición de un individuo a la agresión y la violencia, mientras que la personalidad, incluidos rasgos como la impulsividad y la falta de empatı́a, puede aumentar la probabilidad de comportamientos violentos. Además, la historia de trauma, como el abuso fı́sico o emocional, puede llevar a respuestas violentas a situaciones estresantes.

Según Tobalino-López et al. (2018) plantean que la exposición continua a la violencia ya sea en el hogar, en la comunidad o a través de los medios de comunicación, también puede desensibilizar a un individuo ante la violencia y normalizar su uso como forma de resolver conflictos. En este sentido, Acosta (2023b) señala que los problemas de salud mental, como la depresión o la ansiedad, pueden afectar la capacidad de un individuo para regular sus emociones y comportamientos, lo que puede aumentar el riesgo de violencia escolar.

Para Contreras-Sáez et al. (2023) es fundamental abordar estos factores individuales mediante intervenciones que promuevan la salud mental y el desarrollo de habilidades de manejo de conflictos saludables, con el objetivo de reducir la incidencia de violencia en las escuelas.

Respecto a los factores familiares Volkova et al. (2022) señalan que, la falta de supervisión de los padres y la comunicación ineficaz en el hogar, pueden influir en el comportamiento de los estudiantes en la escuela. Estudiar estos factores es importante para identificar problemas familiares subyacentes y brindar intervenciones adecuadas para mejorar la dinámica familiar y prevenir la violencia escolar.

Asimismo, Montero et al. (2018), sostienen que, esto factores inciden significativamente en la manifestación de la violencia en adolescentes, ya que, la dinámica familiar, la calidad de las relaciones entre los miembros de la familia, la presencia de violencia intrafamiliar, el nivel socioeconómico de la familia, y la presencia de modelos positivos de resolución de conflictos son algunos de los aspectos que pueden influir en la predisposición de los adolescentes a adoptar comportamientos violentos.

Para Acevedo et al. (2022) señalan que un ambiente familiar caracterizado por la violencia, la falta de comunicación efectiva o la ausencia de figuras parentales puede contribuir a que los adolescentes desarrollen patrones de comportamiento agresivos como forma de expresar frustraciones o resolver conflictos, replicando ası́ los modelos observados en su entorno cercano. De acuerdo con Muñoz et al. (2022) la falta de supervisión parental, la permisividad extrema o el abandono emocional pueden dejar a los adolescentes desprovistos de habilidades para manejar adecuadamente sus emociones y relaciones interpersonales, aumentando la probabilidad de que recurran a la violencia como mecanismo de respuesta ante situaciones adversas.

A criterio de Rujano y Salas (2013) los factores sociales desempeñan un papel importante en la violencia escolar al influir en cómo los individuos interactúan y responden en su entorno escolar. De ahı́ que, la influencia de los pares es un factor significativo, la presión del grupo y el deseo de pertenecer pueden llevar a comportamientos agresivos para ganar respeto o aceptación entre los compañeros, esto puede normalizar la violencia como una forma aceptable de resolver conflictos.

Por su parte, Tobalino-López et al. (2018) consideran que, el acoso escolar es una forma de violencia social que puede contribuir a la violencia en general, las vı́ctimas pueden sentirse marginadas y responder de manera violenta para defenderse.

Asimismo, Paz y Pino (2011) sostienen que, la exposición a la violencia en el hogar, en la comunidad o a través de los medios de comunicación también puede influir en la violencia escolar. En este sentido, Kuong y Kuong (2024) consideran que, esta exposición puede desensibilizar a los individuos ante la violencia y normalizar su uso como una forma de resolver problemas. La desigualdad social y económica también puede contribuir a la violencia escolar al crear tensiones y resentimientos que se manifiestan en comportamientos violentos, ya que, los individuos que se sienten marginados o injustamente tratados pueden recurrir a la violencia como una forma de expresar su frustración o buscar justicia.

Para Mejia et al. (2021) la cultura de la violencia en algunos entornos sociales puede influir en la forma en que los individuos perciben y responden a los conflictos. Si la violencia se percibe como una forma aceptable o incluso necesaria de resolver problemas, es más probable que los individuos recurran a la violencia en situaciones de conflicto.

De la misma manera, Tapia-Gutiérrez et al. (2019) destacan que, los factores sociales también desempeñan un papel fundamental en la incidencia de la violencia entre adolescentes. El entorno social en el que se desenvuelven los jóvenes, incluyendo su comunidad, la escuela y los medios de comunicación, puede influir en la forma en que perciben y manejan los conflictos. Es decir, la exposición a la violencia en los medios de comunicación y en la sociedad en general puede desensibilizar a los adolescentes ante la violencia y normalizarla como un medio aceptable para resolver disputas.

Asimismo, Montero et al. (2018) sostienen que, la pertenencia a grupos o pandillas violentas puede exponer a los adolescentes a situaciones de riesgo y presión para participar en actividades violentas como una forma de integración social o protección. Además, factores como la desigualdad social, la discriminación, la falta de oportunidades económicas y la percepción de injusticia pueden generar frustración y alienación en los adolescentes, a su vez puede manifestarse en comportamientos violentos como una forma de expresar descontento o buscar reconocimiento dentro de su entorno social.

Al analizar los mecanismos para el control de la violencia escolar Fuenmayor-Gallo et al. (2023) señalan que, la prevención y educación son fundamentales para crear conciencia sobre la violencia, sus causas y consecuencias, y para fomentar habilidades de resolución pacı́fica de conflictos en los adolescentes. Según Acosta (2024) la educación puede ayudar a romper ciclos de violencia al enseñar habilidades sociales y emocionales, promover la empatı́a y el respeto por los demás, y empoderar a los jóvenes para que reconozcan y rechacen la violencia en todas sus formas.

Mientras que para Romero y Martı́nez (2023) las polı́ticas y normativas adecuadas pueden proporcionar un marco legal que proteja a los adolescentes de la violencia y promueva entornos seguros y saludables. Según Yáñez (2023) estas polı́ticas pueden incluir leyes contra el acoso escolar, la violencia doméstica, ası́ como medidas para promover la inclusión social y la igualdad de género, que son factores protectores contra la violencia.

Por su parte, Pérez et al. (2023) señalan que, la intervención temprana es fundamental para identificar y abordar los factores de riesgo de la violencia antes de que escalen. Programas de intervención temprana pueden incluir servicios de apoyo emocional, orientación psicológica, y programas de desarrollo de habilidades para mejorar la resiliencia y el manejo de conflictos entre los jóvenes.

De igual manera, Espejo-Villar et al. (2023) destacan que, la participación de la comunidad es importante para crear entornos seguros y promover valores y comportamientos pacı́ficos. La colaboración entre escuelas, familias, organizaciones comunitarias y autoridades locales puede fortalecer la prevención de la violencia al fomentar la responsabilidad compartida y la construcción de redes de apoyo.

Finalmente, al analizar las consecuencias de la violencia en el entono educativo se tiene ausentismo escolar Tapullima-Mori et al. (2023) exponen que, la violencia en la escuela puede provocar que los estudiantes se sientan inseguros o temerosos de asistir a clases, lo que resulta en su desempeño académico. En este sentido, Acosta y Villalba (2022) los estudiantes que son vı́ctimas de acoso escolar o violencia pueden evitar la escuela para no tener que enfrentar a sus agresores, lo que puede tener un impacto negativo en su aprendizaje y desarrollo académico.

Dentro de este contexto, Macia et al. (2023) plantean que, la violencia escolar también tiene un impacto significativo en el rendimiento académico de los estudiantes. Los estudiantes que experimentan violencia pueden tener dificultades para concentrarse en sus estudios, esto puede llevar a un bajo rendimiento académico. Para Acosta y Blanco (2022) el estrés y la ansiedad causados por la violencia pueden afectar la capacidad de los estudiantes para aprender y tener éxito en la escuela.

En este sentido, Acosta y Villalba (2022) exponen que, la participación en actividades escolares, como deportes, clubes o eventos extracurriculares, puede disminuir como resultado de la violencia escolar. Los estudiantes que se sienten inseguros o desmotivados debido a la violencia pueden ser menos propensos a participar en actividades escolares, afectando negativamente su experiencia educativa y su desarrollo social y emocional.


Conclusiones


Las conclusiones revelan que tanto docentes como directivos reconocen la influencia de diversos factores en la violencia escolar. En primer lugar, los factores individuales, como la falta de habilidades para la resolución pacı́fica de conflictos, la impulsividad y la falta de empatı́a, son identificadas como elementos que pueden predisponer a los estudiantes a comportamientos violentos. La percepción compartida es que es necesario fortalecer programas que fomenten el desarrollo de habilidades socioemocionales y de manejo de conflictos en los alumnos para prevenir la violencia.

En relación con los factores familiares, destaca la importancia de promover la comunicación efectiva entre padres e hijos, ası́ como el establecimiento de lı́mites claros y el ejemplo de conductas positivas en el hogar. Se reconoce que la falta de supervisión parental y la exposición a modelos de comportamiento violento en el entorno familiar pueden contribuir a la aparición de conductas agresivas en los estudiantes, por lo que se sugiere un mayor involucramiento de las familias en la educación de sus hijos.

En cuanto a los factores escolares, se identifica la necesidad de mejorar el clima escolar y fortalecer la convivencia pacı́fica entre los estudiantes. La presencia de normas claras, el fomento de la participación de los alumnos en la vida escolar y la implementación de estrategias para prevenir y abordar el acoso escolar es considerados elementos clave para reducir la violencia en las escuelas.

Finalmente, en relación con los factores sociales y comunitarios, se reconoce la importancia de promover la integración social y la participación en actividades recreativas y culturales como medidas preventivas. Asimismo, se destaca la necesidad de fortalecer la colaboración entre la escuela, la comunidad y las instituciones locales para abordar de manera integral los factores que contribuyen a la violencia escolar.

En el contexto de las unidades educativas objeto de estudio, se evidencia una debilidad significativa en la prevención y abordaje de la violencia escolar. La falta de programas efectivos de prevención y educación, ası́ como la ausencia de polı́ticas y normativas claras y aplicadas de manera consistente, contribuyen a un ambiente escolar propenso a la violencia. La intervención temprana es escasa, esto puede llevar a problemas de violencia antes de ser abordados adecuadamente.

Además, la participación de la comunidad en la prevención de la violencia escolar es limitada, dificultando la implementación efectiva de estrategias preventivas. Estas debilidades representan un desafı́o importante para las unidades educativas, debido a que la violencia escolar puede tener consecuencias negativas en el bienestar y desarrollo de los estudiantes. Es fundamental implementar medidas efectivas de prevención y abordaje de la violencia escolar, que involucren a todos los actores educativos y a la comunidad en general, para crear entornos escolares seguros y saludables para todos los estudiantes.

Las consecuencias de la violencia escolar, como el ausentismo escolar, el bajo rendimiento académico y la disminución de la participación en actividades escolares, representan un desafı́o significativo para el sistema educativo y la comunidad en general. El ausentismo escolar, resultado de un ambiente escolar inseguro y hostil, afecta negativamente la continuidad y calidad de la educación de los estudiantes, lo que puede tener un impacto duradero en su desarrollo académico y personal.

Asimismo, el bajo rendimiento académico, causado por el estrés y la ansiedad asociados con la violencia escolar, limita las oportunidades de aprendizaje y crecimiento de los estudiantes, perpetuando un ciclo de desventaja educativa. Asimismo, la disminución de la participación en actividades escolares, como deportes, clubes y eventos extracurriculares, priva a los estudiantes de experiencias enriquecedoras y oportunidades de socialización, comprometiendo su bienestar emocional y su sentido de pertenencia a la comunidad escolar.

Todo esto indica que, estas consecuencias subrayan la necesidad de implementar medidas efectivas para prevenir y abordar la violencia escolar, asegurando un ambiente seguro y propicio para el aprendizaje y el desarrollo integral de todos los estudiantes.


Referencias


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