Fundación Centro de Investigaciones de Astronomı́a Francisco J. Duarte, Mérida, Venezuela1
fxgv20@gmail.com1
Fecha de recepción: 16/04/2024
Fecha de aceptación: 24/05/2024
Pág: 211 – 224
Este ensayo, ofrece una visión polisémica del concepto de desarrollo, destacando
su complejidad. Engloba aspectos socioeconómicos, culturales y polı́ticos, cuyo
significado varı́a según el contexto. En Latinoamérica, se cuestionan los modelos
de desarrollo predominantes y se exploran alternativas como el desarrollo humano
y sostenible. La Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas refleja
estos objetivos, pero su implementación enfrenta desafı́os en la región. Desde
una perspectiva teórica, autores como Marx y Rist critican la imposición de
modelos occidentales y resaltan la importancia de considerar realidades locales.
Constituciones de paı́ses como Colombia, Perú y Venezuela incorporan disposiciones
sobre desarrollo sostenible y protección ambiental. El desarrollo se concibe como
un proceso integral para mejorar la calidad de vida y preservar el medio ambiente,
pero su realización implica desafı́os teóricos y prácticos, ası́ como la necesidad de
tener en cuenta las realidades locales y aspiraciones humanas.
Palabras clave: desarrollo, trasformación social, planificación, polı́tica.
This essay offers a polysemic vision of the concept of development, highlighting
its complexity and polysemy. It encompasses socioeconomic, cultural and political
aspects, the meaning of which varies depending on the context. In Latin America,
the predominant development models are questioned and alternatives such as
human and sustainable development are explored. The United Nations 2030
Agenda reflects these objectives, but its implementation faces challenges in the
region. From a theoretical perspective, authors such as Marx and Rist criticize
the imposition of Western models and highlight the importance of considering
local realities. Constitutions of countries such as Colombia, Peru and Venezuela
incorporate provisions on sustainable development and environmental protection.
Development is conceived as a comprehensive process to improve the quality of
life and preserve the environment, but its implementation involves theoretical and
practical challenges, as well as the need to take into account local realities and
human aspirations.
Key words: development, social transformation, planning, politics.
Esta obra está bajo licencia CC BY-NC-SA 4.0
Normalmente las reflexiones e interrogantes centrales que se plantean en torno a la noción
del desarrollo hacen referencia a sus fundamentos, condiciones, acciones y requerimientos, sin
que haya consenso en cuanto a su concepto, contexto y lineamientos; por ello constituye un
vocablo polisémico y objeto de polémica.
La noción humana y sostenible del desarrollo, como fundamento teórico, visión de
propósitos, acciones posibles y motivante práctica social, sobre todo a escala de los lugares con
amplia visión, es el eje medular que anima las páginas de este ensayo; consciente del elevado
significado que tiene como opción y proyecto histórico, pero también de las dificultades de su
comprensión y propuesta a ser implementada.
La complejidad que denota y connota el concepto del desarrollo en general, ası́ como la
dimensión y alcances, facilita formular un conjunto de interrogantes, cuyo despeje conduce
a entender sus fundamentos, objetivos, potenciales acciones y requerimientos de viabilidad,
en especial de una noción, la noción del desarrollo humano y sostenible, considerada como
alternativa de reivindicación y orientación calificada de la humanidad para vivir de otro modo;
al tener por norte las bondades de la calidad de vida, el bienestar social y las comprensibles
relaciones con la naturaleza, a escala de las naciones del mundo y las maravillas de los lugares.
¿Qué se entiende por desarrollo y cuáles son los problemas que lo aquejan en el contexto
de los paı́ses latinoamericanos? El desarrollo se constituye, entonces, en el punto de partida de
la ruta hacia el conocimiento de un concepto, en sı́ mismo controversial.
¿Cuáles han sido los estilos y estrategias de desarrollo más difundidos en Latinoamérica?
¿Cuáles son los enfoques y opciones de la gestión ambiental del desarrollo? En este contexto,
¿qué es el eco-desarrollo? ¿qué se entiende por desarrollo sustentable y desarrollo sostenible?
y ¿constituyen, en la práctica social del desarrollo de paı́ses latinoamericanos, una opción y
doctrina asumida como objetivo del desenvolvimiento de la sociedad?
¿Cuál es el significado y trascendencia del desarrollo humano y sostenible como noción e
ideal de humanismo y sostenibilidad?, ¿por qué el desarrollo humano y sostenible cobra fuerza
a escala local y supralocal?, ¿será posible que se postule como opción, alternativa y proyecto
histórico en la construcción de futuro? y ¿el desarrollo endógeno?
¿Constituye a su vez, la ordenación del territorio y sus componentes urbano y rural, ası́
como las cuencas hidrográficas una polı́tica del Estado y la sociedad con la fuerza suficiente
para ser considerada estrategia valida de planificación y gestión ambiental, al servicio del
bienestar social y el desenvolvimiento armónico de las comunidades?
Por otra parte, la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas (2015) para el
Desarrollo Sostenible, dos décadas después de la Agenda 21 de Rı́o (Conferencia de las Naciones
Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, 1992) ¿podrá ser considerada un protocolo de
aplicación práctica en el abordaje de problemas sociales, económicos y ambientales de paı́ses
de Latinoamérica? y ¿están preparados estos paı́ses e instituciones para asumir las exigencias
y requerimientos que demandan los 17 objetivos y 169 metas de dicha agenda?
Como colofón, surgen nuevas preguntas: ¿es posible llevar a la práctica social un proceso de
desarrollo en general y de desarrollo humano y sostenible en particular, con énfasis en lo local?
y ¿bajo qué lineamientos, principios, criterios, instrumentos y mecanismos operarı́a a escala
local y supralocal para responder a los requerimientos de las comunidades y los más débiles?
Sin duda, despejar el conjunto de interrogantes planteadas es sumamente complejo, por
cuanto implica incursionar en una temática que se encuentra en el ojo del huracán, tanto en
las bases conceptuales y doctrinarias, como en la práctica social; más ése es un reto que alienta
la hoja de ruta del presente ensayo.
Esfuerzo especial merece establecer los requerimientos de viabilidad para la puesta en
práctica. Implica señalar cambios necesarios, al tiempo de enunciar lı́neas maestras y acciones
estratégicas, principios sinérgicos y criterios rectores, instrumentos y mecanismos para la acción
y la gestión, junto con el papel de actores sociales comprometidos con un proceso que encuentra
en el cuerpo social, en el cuerpo territorial y en el medio ambiente, el escenario de realización
y de esperanzas ciertas.
El desarrollo en tanto vocablo, noción e idea hace referencia a una serie de anhelos,
transformaciones, evoluciones y logros posibles de orden social, cultural, económico y
polı́tico-institucional, tanto en el cuerpo social como en el cuerpo territorial, sin soslayar
comprensibles relaciones con la naturaleza.
El desarrollo, al constituir un proceso que se plantea el bienestar de la sociedad, mediante
un conjunto de acciones concebidas, compartidas y asumidas para potenciar posibilidades
adormecidas por falta de oportunidades, al tiempo de enfrentar condicionantes y problemas
existentes, constituye un concepto envolvente del desarrollo de las comunidades a escala de la
tierra.
El vocablo “desarrollo” deriva del latı́n “roda”, rueda y “rollo”, que significa deshacer un
rollo (Méndez, 1991). Desde su origen es un concepto “enrollado”, polisémico y polémico;
aun cuando denota y connota los ideales de alcanzar mejores logros, por cuanto el engranaje
del motor que lo mueve son anhelos, deseos y esperanzas, en correspondencia con respuestas
a necesidades de la gente y múltiples beneficios de carácter social, cultural, económico y
polı́tico-institucional. Encuentra en el territorio el escenario para el desenvolvimiento de la
sociedad y en el ambiente la esfera de sustento de vida y trascendencia.
El Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española (2024), en una de
sus acepciones, define el desarrollo como un proceso y acto de “progresar, crecer económica,
social, cultural y polı́ticamente de las comunidades humanas”. Es una definición en apariencia
normativa, que pretende integrar las nociones de progreso y crecimiento en relación con
diversos aspectos de la sociedad. Según Méndez (1991) el desarrollo “trata de ser, al mismo
tiempo, una definición holı́stica, sin embargo, no llega a incorporar en su alcance rasgos
esenciales relacionados con lo territorial, como escenario donde se desenvuelve la sociedad y lo
ambiental como dimensión trascendente (...)” (p. 9).
Las Naciones Unidas, en una publicación citada por Lepani (1979), indican que existen dos
lı́neas de polı́tica que orientan la definición del desarrollo. Por una parte, se concibe como el
aumento de la producción de bienes y servicios tendiente a lograr la acumulación de riqueza
con redistribución social y de racionalidad en relación con la explotación de recursos naturales.
Por otra parte, hace mención a la creación de igualdades y de oportunidades para hacer más
equitativo los beneficios del crecimiento económico, entre la población, lo cual implica no sólo
el aumento del ingreso nacional total, sino el ingreso nacional per cápita (Lepani, 1979).
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), citado por el Centro
Latinoamericano para el Desarrollo, Integración y Cooperación (Centro Latinoamericano para
el Desarrollo, Integración y Cooperación, 2009), señala que el desarrollo humano “es un proceso
de ampliación de las opciones de la persona humana, las cuales pueden ser finitas y cambiar
en el tiempo (...)” (p. 5). En lo esencial, el desarrollo amalgama tres opciones relacionadas:
llevar una vida saludable, adquirir conocimiento y tener acceso a los recursos necesarios para
mantener un nivel de vida decente. En consecuencia, es necesario el impulso del crecimiento
económico con equidad, la reducción de la pobreza, la mejora de la cohesión social y el
aseguramiento de la sostenibilidad ambiental. Es visión del desarrollo a escala humana.
Justo es reconocer, que en el contexto histórico y por encima de los esfuerzos de paı́ses de
manera individual, la ONU ha promovido durante las últimas cinco décadas, trabajos, foros
y agendas internacionales relacionadas con las nociones, alcances y contextos del desarrollo,
especialmente en su dimensión humana y ambiental. Nociones unas más exitosas que otras,
pero ampliamente difundidas y comentadas.
De vuelta con autores que han lidiado con esta interesante materia y en la idea de
profundizar en su conceptualización. Según Rist (2022), el concepto de desarrollo “ha sido
fundamentalmente una construcción occidental (...) Impuesta a otras culturas y sociedades
como un modelo universal de progreso (...)” (p. 25). Esta imposición ha perpetuado el dominio
económico y cultural del mundo occidental sobre el resto del planeta, lo que plantea serias
interrogantes sobre la validez y eficacia de este enfoque en el logro de un desarrollo auténtico
y sostenible.
La obra clave de Rist (2022) El desarrollo: historia de una creencia occidental, ofrece una
crı́tica profunda y perspicaz sobre el concepto de desarrollo tal como ha sido entendido y
aplicado en el contexto occidental. En esta obra, Rist examina cómo el concepto de desarrollo
ha evolucionado a lo largo del tiempo, desde sus orı́genes en el siglo XVIII hasta su estado
contemporáneo, y argumenta que ha sido moldeado por las ideologı́as y las agendas polı́ticas
de Occidente.
Rist (2022) sostiene que la noción de desarrollo ha sido fundamentalmente una construcción
occidental, que se ha impuesto a otras culturas y sociedades como un modelo universal de
progreso. Sin embargo, cuestiona la validez y la eficacia de este enfoque, argumentando que
“el desarrollo ha sido en gran medida una herramienta para perpetuar el dominio económico y
cultural del mundo occidental sobre el resto del planeta” (p.31).
En su análisis, Rist aborda temas como la colonialidad del desarrollo, la imposición de
modelos económicos y sociales occidentales en contextos no occidentales, y los impactos
negativos del desarrollo en el medio ambiente y en las culturas locales (Rist, 2022).
Este libro es una contribución significativa al campo de los estudios del desarrollo, ya que
desafı́a las concepciones convencionales y propone una reflexión crı́tica sobre las implicaciones
y los resultados del paradigma del desarrollo. Rist insta a repensar el concepto de desarrollo
desde perspectivas más diversas y contextualizadas, reconociendo la pluralidad de experiencias
y aspiraciones humanas en todo el mundo.
Marx (1867), en su obra “El Capital”, ofrece una profunda exploración sobre el desarrollo
como un proceso de transformación social. En este trabajo, Marx analiza crı́ticamente las
estructuras económicas y sociales del capitalismo, argumentando que el desarrollo de las
fuerzas productivas conduce inevitablemente a conflictos y cambios en las relaciones sociales.
Según Marx (1867), el desarrollo capitalista implica una constante revolución en los medios
de producción y en las relaciones de producción. El avance tecnológico y la acumulación de
capital llevan a una reconfiguración de las clases sociales y a una creciente polarización entre
la clase trabajadora y la burguesı́a capitalista. Marx argumenta que este proceso de desarrollo
económico no solo transforma las condiciones materiales de existencia, sino que también
moldea las estructuras sociales y polı́ticas de la sociedad.
Marx (1867), el desarrollo del capitalismo no es un proceso lineal de progreso, sino más bien
un conflicto constante entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción existentes.
Esta lucha de clases y contradicción inherente al sistema capitalista es vista por Marx como el
motor que impulsa el cambio social y que eventualmente dará lugar a una sociedad sin clases,
en la que los medios de producción son propiedad común y la explotación del hombre por el
hombre llega a su fin.
Sunkel (1981) expresa que el desarrollo es un proceso de transformación social, el cual
persigue como finalidad la igualdad de las oportunidades sociales, polı́ticas y económicas;
además, se caracteriza por la expansión de la capacidad productiva de bienes y servicios, el
aumento de los promedios de productividad por trabajador y de ingreso por persona, los
cambios en las estructuras de clases sociales y en la organización social, las transformaciones
culturales y de valores, la evolución de las estructuras polı́ticas y de poder, la utilización de los
recursos naturales y de la base de sustentación ecológica con criterios de uso sostenido, a fin
de elevar el bienestar social de la población.
Es una definición que combina lo normativo con lo estratégico e intenta resumir procesos
a alcanzar sobre la base del conocimiento de rasgos del crecimiento económico, el desarrollo
social, la participación polı́tica y la modernización de las instituciones, la identidad cultural,
el ejercicio de la soberanı́a nacional y la sustentabilidad ecológica.
Es una definición que adentra al desarrollo, como praxis de transformación y brinda una
concepción sustentable al señalar el criterio de uso sostenido de los recursos naturales para
la generación de riqueza, a fin de transcender a las actuales generaciones. No obstante, deja
de lado el territorio como expresión socio-espacial concreta donde se asienta un proceso
que involucra la nación con sus relaciones, acciones e interacciones, y a sus componentes
territoriales: las regiones y lugares, ciudades, pueblos, campos y áreas de reserva, que
proporcionan la dimensión real para la realización de la sociedad.
Ortega (1989) indica a su vez que el desarrollo es un proceso en el que se cumplen las
siguientes condiciones:
Con esta concepción se trata de englobar los conceptos de evolución, crecimiento y progreso,
para enfatizar en la innovación tecnológica y la modernización institucional, el aumento de la
producción de bienes y servicios, ası́ como en la evolución y cambios sociales con equidad. Más,
nuevamente, se soslaya la dimensión ambiental y el escenario territorial donde se desenvuelve
y actúa la sociedad.
Los enunciados en todas las definiciones citadas, pueden interpretarse como un llamado
a la conciencia histórica y al momento histórico, para elegir con voluntad y en libertad
entre distintas opciones, formas y estilos de vida. Adquirir conocimientos, destrezas y
experiencias, con ciencia y conciencia, emprendimiento e innovación, en lugares ganadores
y adecuadamente ordenados, sanos y seguros, responde a las necesidades de las personas,
al tiempo de promover nuevas oportunidades y motivaciones en la búsqueda del bienestar social.
El desarrollo, visto entonces en una dimensión integral, pretende conciliar ciertos
criterios centrales en la búsqueda de mejores condiciones de vida y de relaciones de armonı́a
sociedad-naturaleza, como: la equidad social o el aumento del bienestar de la sociedad sin
exclusiones de ninguna especie, la producción y productividad económica o el desarrollo de
actividades económicas de manera duradera en el tiempo, con beneficios distribuidos a mucha
gente y lugares; además la preservación del potencial natural, junto con la ordenación del
territorio de la sociedad.
Si se comprende la concepción del desarrollo como noción social, cultural, económica y
polı́tica-institucional, que tiene al ambiente como contexto y al territorio como piso, no se puede
incurrir en una visión normativa del asunto que se base en pretender solucionar los diversos
problemas de cada paı́s, mediante la promulgación de un conjunto de leyes, necesarias por lo
demás, por cuanto se requiere establecer una organización institucional eficiente y trasparente,
descentralizada y desconcentrada, a fin de promover mecanismos de participación y gestión
estratégica, disponer de estudios, planes y proyectos; asignar fondos financieros y la distribución
social del gasto público. Es imprescindible tener conciencia sobre los principios rectores, la
importancia de la justicia en la defensa de los derechos de la sociedad y sus miembros, ası́
como la protección, conservación y mejoramiento del ambiente, la democracia como ejercicio
de gobierno y el amplio sentido de ciudadanı́a.
Es de interés exponer brevemente la concepción del desarrollo social y económico,
articulada a la gestión ambiental y a la ordenación del territorio, que se desprende de los textos
legales orientadores del desenvolvimiento de naciones del mundo. Conscientes de que todo
esfuerzo en razón de estas trascendentales materias, tiene que hacerse dentro del marco de las
constituciones nacionales, leyes orgánicas y leyes especiales e incluso en instrumentos legales
de menor jerarquı́a como son los decretos-ley y reglamentos, que constituyen instrumentos
jurı́dico-administrativos, por lo demás modificables con la misma consideración que ha
privado en su elaboración y promulgación. Reconocimiento merecen las disposiciones legales,
convenciones y acuerdos de carácter internacional, aprobadas por el ordenamiento jurı́dico de
los diversos paı́ses, que encuentran, en el aforo de las Naciones Unidas, un excelente campus.
La Fundación Konrad Adenauer y el Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Desarrollo
Latinoamericano (CIEDLA) ha publicado dos volúmenes sobre la “Legislación y gestión
ambiental en los paı́ses andinos” (Fundación Konrad Adenauer, 1997), los cuales exploran
la importancia del desarrollo sostenible para preservar el medio ambiente y su impacto en
la actualidad y en las futuras generaciones. Estos volúmenes proporcionaron el marco para
realizar breves anotaciones en este ensayo sobre el tema del desarrollo y el medio ambiente en
la legislación de tres repúblicas: Colombia, Perú y Venezuela.
El texto (Constitución de la República de Colombia, 1991) establece un conjunto de
derechos, garantı́as y deberes en asuntos de orden social, económica e institucional e incluye
disposiciones relacionadas con el medio ambiente y los recursos naturales, además de la
sustentabilidad como noción y proceso que orienta el potencial patrimonial natural puesto
al servicio de la calidad de vida de la población actual y futura. En cuanto a los derechos
colectivos, estableció el derecho al ambiente sano, consolidado como fundamento en asuntos
ambientales.
El artı́culo 79 de la Constitución de la república de Colombia (1991) reza ası́:
Todas las personas tienen derecho a gozar de un ambiente sano. La Ley garantizará la participación de la comunidad en las decisiones que puedan afectarlas. Es deber del Estado proteger la diversidad e integridad del ambiente, conservar las áreas de particular importancia ecológica y fomentar la educación para el logro de estos fines (p. 25).
El artı́culo 80 introduce el concepto de planificación y gestión ambiental al servicio del
desarrollo sostenible: “El Estado planificará el manejo y aprovechamiento de los recursos
naturales, para garantizar su desarrollo sostenible, su conservación, restauración o sustitución
(...)” (p. 25).
La Ley 99 de la República de Colombia (Congreso de la República, 1993), como respuesta
inmediata a la Cumbre de la Tierra, de Rı́o, en el año 1992, enuncia el desarrollo sostenible del
paı́s como un proceso que conduce al crecimiento económico de la nación y a la elevación de la
calidad de vida, sin agotar la base de los recursos naturales en que se sustenta, ni deteriorar
el medio ambiente o el derecho de las futuras generaciones a utilizarlo para satisfacer sus
propias necesidades. Adicionalmente, esta Ley organiza el Sistema Nacional del Ambiente,
cuando define el esquema institucional para el conocimiento, planificación y gestión en materia
ambiental del paı́s, al tiempo que establece la elaboración de planes de gestión ambiental
de los departamentos, distritos y municipios. En el contexto del plan nacional de desarrollo
presentado por el Ministerio del Ministerio del Medio Ambiente (1995) se incorpora un capı́tulo
al desarrollo sostenible, que luego se desarrolla en el documento titulado el Salto Social hacia
el Desarrollo Humano Sostenible.
La República del Perú promulgó en el año 1990 el Código del medio ambiente y los recursos
naturales (Decreto 613, 1990). En el Tı́tulo Preliminar, señala que “toda persona tiene el
derecho irrenunciable a gozar de un ambiente saludable, ecológicamente equilibrado y adecuado
para el desarrollo de la vida, y asimismo a la preservación del paisaje y la naturaleza. Todos
tienen el deber de conservar dicho ambiente” (p. 3).
Es responsabilidad del Estado garantizar un nivel de calidad de vida para las personas que
sea acorde con la dignidad humana. Esto implica la prevención y control de la contaminación
ambiental, ası́ como cualquier actividad que pueda causar daño o agotamiento de los recursos
naturales, interfiriendo en el desarrollo normal de la vida y la sociedad. Además, el Estado
tiene la tarea de fomentar la conciencia sobre la importancia del medio ambiente, promoviendo
la transmisión de conocimientos, el desarrollo de habilidades y valores, y el respeto por
los procesos ecológicos esenciales, la diversidad biológica y el uso sostenible de los recursos.
La educación ambiental debe ser parte integral de los programas educativos en todos los niveles.
Este código, también invoca el derecho de participación de las personas en la definición de
polı́ticas y en la adopción de medidas de carácter nacional, regional y local relativas al medio
ambiente y a los recursos naturales e incorpora la planificación y gestión ambiental como
herramienta para crear las condiciones hacia el establecimiento y mantenimiento del equilibrio
entre la conservación y el desarrollo, que abarca el ordenamiento del territorio.
Por último, se requiere la realización de estudios de impacto ambiental de manera
obligatoria y pública para cualquier proyecto o actividad, tanto pública como privada, que
pueda ocasionar daños ambientales inaceptables. Con este propósito, se establecen principios
que incluyen el principio del contaminador-pagador, la definición de delitos ecológicos y las
correspondientes sanciones administrativas.
Se complementa la atención en materia ambiental con la creación del Consejo Nacional del
Ambiente, en diciembre de 1994, y la institucionalidad ambiental sectorial y transversal, bajo
el principio de que el medio ambiente y los recursos naturales constituyen patrimonio común
de la nación. Su protección y conservación son de interés social y pueden ser invocados como
causa de necesidad y utilidad pública, al tiempo de hacer posible el desarrollo integral de la
persona humana basado en garantizar una adecuada calidad de vida. La zonificación ecológica
y económica constituye el eje medular para la ordenación del espacio territorial del paı́s.
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) en su preámbulo, declara
los fundamentos del desarrollo, basado en la necesidad de:
Establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica multiétnica y pluricultural, en un Estado de justicia, federal y descentralizado, que consolide el estado social de derecho y los valores de la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para esta y las futuras generaciones (p. 1).
Esta ley suprema asegura, además:
El derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la educación, a la justicia social y a la igualdad sin discriminación ni subordinación alguna, promueve la cooperación pacı́fica entre las naciones e impulse y consolide la integración latinoamericana de acuerdo con el principio de no intervención y autodeterminación de los pueblos, la garantı́a universal e indivisible de los derechos humanos, la democratización de la sociedad internacional, el desarme nuclear, el equilibrio ecológico y los bienes ambientales como patrimonio común e irrenunciable de la humanidad (p. 1).
En el capı́tulo de los derechos ambientales en su articulo 127 expresa:
Es un derecho y un deber de cada generación proteger y mantener el ambiente en beneficio de sı́ misma y del mundo futuro. Toda persona tiene derecho individual y colectivamente a disfrutar de una vida y de un ambiente seguro, sano y ecológicamente equilibrado. El Estado protegerá el ambiente, la diversidad biológica, los recursos genéticos, los procesos ecológicos, los parques nacionales y monumentos naturales y demás áreas de especial importancia ecológica (...) (p. 31).
En el artı́culo 128 dice “el Estado desarrollará una polı́tica de ordenación del territorio
atendiendo a las realidades ecológicas, geográficas, poblacionales, sociales, culturales,
económicas, polı́ticas, de acuerdo con las premisas del desarrollo sustentable, que incluya la
información, consulta y participación ciudadana (...)” (p. 31). Esta polı́tica es reconocida como
proceso de planificación y gestión ambiental, articulada a la elaboración, ejecución y control de
planes a escalas distintas, a la adopción de normas reglamentarias que sean necesarias a esos
efectos y el establecimiento del sistema nacional de Áreas Bajo Régimen de Administración
Especial. Proceso y contenido que encuentra amplio piso jurı́dico en la Ley Orgánica para la
Ordenación del Territorio.
En lo fundamental, estos son enunciados de orden constitucional de tres paı́ses andinos
que se integran al grupo representativo de la concepción del desarrollo sustentable, término
acuñado por la World Commission on Environment and Development (1987) con el Informe
Brundtland, en “Nuestro Futuro Común”, que lo define como aquel proceso que “satisface las
necesidades del presente sin dañar la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus
propias necesidades” (p.12).
Se comprende entonces que el desarrollo en una acepción amplia y el ambiente son
compatibles y sus objetivos rectores apuntan hacia la satisfacción de necesidades de la población
y la calidad de vida, en un entorno natural preservado y mejorado.
Después de revisar el conjunto de definiciones de diversos autores e incluso en normas de
orden constitucional, se puede enunciar que el desarrollo como noción superior y proyecto
histórico que orienta y rige el desenvolvimiento de las actividades de la sociedad y potenciales
realizaciones en el cuerpo social y el cuerpo territorial, a escala diversa, bajo comprensibles
relaciones con la naturaleza; siempre en procura del bienestar social y la conquista de mejores
condiciones de vida (Méndez, 1991).
El desarrollo es entonces un proceso evolutivo y consustancial con la transformación y
realización social, en correspondencia con los ideales y propósitos de alcanzar mejor calidad de
vida y mayor bienestar social posible; en tanto a afianzar la identidad cultural y significación
de las localidades con amplia mirada; consolidar la producción económica de manera sostenible
(producción de bienes y servicios al alcance de mucha gente, en muchos lugares); democratizar
la distribución del poder; asumir la continuidad del potencial natural y evitar daños al medio
ambiente, todo en sintonı́a con la ordenación del escenario donde necesariamente se desenvuelve
la sociedad.
Es combinación indisoluble y articulada “(...) de valores del hombre, con y para el hombre;
del hombre con y para la naturaleza, siendo al hombre a quien le corresponde a su vez
compaginarlos armoniosamente con otros valores, visiones y dimensiones de la humanidad”
(Méndez, 1991, p.19); consciente de que siempre tendrán que privilegiar los principios
inherentes a la personalidad y naturaleza humana, relacionados con la libertad, la diversidad,
la pluralidad, la justicia, la dignidad, la solidaridad, la subsidiaridad y el bien común, la ética,
el amor y la paz. Implica nuevas motivaciones y esperanzas ciertas en la construcción de futuro.
En la práctica social, significa dar respuesta a las necesidades de la población, el
fortalecimiento de la identidad cultural, la producción solidaria de bienes y servicios, la
democratización en la distribución del poder, la continuidad del potencial natural; con
conocimiento de los problemas que afectan la sociedad y sus comunidades, el yo individual y
el yo colectivo, para asumirlos como compromiso con la gente y sus comunidades. Se trata
de vivir y trascender con calidad en el territorio de la sociedad y de manera responsable en
cuanto a las relaciones con la naturaleza.
Es entonces fundamento y respuesta adecuada a requerimientos de las personas, a la
apertura de oportunidades de cara al porvenir, a entenderlo y asumirlo como sustancia,
querencia y trascendencia de lo humano, lo sensiblemente creativo y sostenible, a escala del
mundo y los lugares, que vienen a constituir en su mismidad espacios adecuados para que la
gente se realice en su interior.
En el contexto latinoamericano y como antecedente de una mayor argumentación y
necesarias explicaciones sobre la noción humana y ambiental del desarrollo, parece conveniente
introducir una nueva interrogante, que se relaciona con los fundamentos teóricos y la práctica
social en los transitares hacia el desarrollo de los diversos paı́ses latinoamericanos.
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