Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista, Mérida, Venezuela1
nizzasalas@gmail.com1
Fecha de recepción: 13/09/2024
Fecha de aceptación: 11/10/2024
Pág: 163 – 174
El uso del relato autobiográfico y el portafolio para el aprendizaje y la evaluación se
está convirtiendo en algo cada vez más habitual en los procesos de acreditación en
el país. En la modalidad de educación de jóvenes, adultos y adultas, específicamente
en el Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (INCES) del estado
Mérida, bajo un ambiente andragógico, estos documentos son la vía a transitar para
detectar las cualidades y potenciar la autonomía de los participantes; a través de la
reflexión sobre los procesos de su propio recorrido académico formal o no formal,
garantizando su permanencia y culminación de estudios de bachillerato. En el
presente ensayo, se muestran las bondades de estos instrumentos de autoevaluación
del aprendizaje, así como la utilidad y satisfacción que ambos generan. A su vez, se
muestran las producciones de una participante como evidencia de los procesos de
construcción de estos textos narrativos, propios de la investigación etnográfica, que
potencian la libertad, la indagación de lo aprendido, el crecimiento individual y la
consciencia respecto a los saberes y haceres adquiridos a lo largo de la vida. Como
resultado, el relato autobiográfico y el portafolio tienen un alcance significativo
para la culminación formal de estudios, la autorrealización, el crecimiento del ser,
la concreción de habilidades y destrezas, el aporte a las comunidades, el desafío de
seguir aprendiendo, el empoderamiento y el fortalecimiento de la autoestima, todo
esto gracias a la elaboración de historias de vidas originales y únicas que descifran
el cielo ontológico del ser.
Palabras clave: acreditación, investigación etnográfica, portafolio, relato autobiográfico.
The use of an autobiographical narrative and portfolio for learning and evaluation
is becoming more and more common in the accreditation processes in the country.
In the modality of youth and adult education, specifically in INCES in the state of
Merida, under an andragogic environment, these documents are the way to detect
the qualities and enhance the autonomy of the participants; through the reflection
on the processes of their own formal or non-formal academic journey, guaranteeing
their permanence and completion of high school studies. In this article, the benefits
of these learning self-evaluation instruments are shown, as well as the usefulness
and satisfaction that both generate. At the same time, the products of a participant
are shown as evidence of the processes of construction of these narrative texts,
typical of ethnographic research, which enhance freedom, the inquiry of what
has been learned, individual growth and awareness of the knowledge and skills
acquired throughout life. As a result, the autobiographical story and portfolio have
a significant scope for the formal completion of studies, self-realization, growth of
the self, the realization of skills and abilities, the contribution to communities, the
challenge to continue learning, empowerment and strengthening of self-esteem, all
this thanks to the elaboration of stories of original and unique lives that decipher
one’s own ontological ceiling.
Key words: accreditation, autobiographical narrative, ethnographic research, portafolio
Esta obra está bajo licencia CC BY-NC-SA 4.0
A partir del año 2015, en el programa Bachillerato Productivo INCES del estado Mérida
se han ido construyendo, consolidando y formalizando experiencias de acreditación de saberes
y haceres en la modalidad de educación de jóvenes, adultos y adultas, que por innumerables
motivos, no lograron culminar sus estudios de educación media. Esta iniciativa nace para
dar respuesta, acoger a esta población, darle apertura a un proceso distinto más pertinente;
con la intención de enfocarse en los intereses y los aprendizajes previos de los participantes.
Entendiendo que, éstos tienen como prioridad la familia, el trabajo e intereses múltiples
relacionados con el desarrollo socio productivo.
En el ámbito de la acreditación en Venezuela, existen algunos precedentes que fortalecieron
esta iniciativa, siendo referentes para iniciar con la acreditación de saberes y haceres en el
programa, los siguientes:
El proceso de acreditación de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez
(UNESR), creado bajo la denominación de Programa de Acreditación del Aprendizaje por
Experiencia (PAAPE) en el año 1981; su sustento teórico y metodológico se deben a sus
fundadores: Félix Adam, Sebastián Díaz, entre otros, quienes nutrieron sus aportes con los
postulados de la escuela progresista, la andragogía, la educación para adultos y la educación
permanente.
La Misión Cultura Corazón Adentro, creada en el año 2005, con una propuesta de
acreditación de aprendizaje por experiencia para los activadores culturales a propósito de la
creación de la licenciatura en Educación, mención Desarrollo Cultural, se creó para garantizar
el acceso masivo a la cultura, contribuir con la divulgación y creación de las manifestaciones
culturales populares, a partir de sus propios patrones de valoración cultural que tenía la
intención de rescatar y preservar las tradiciones culturales (Salas, 2024).
Por último, el Programa de Estudios Abiertos (ProEA) de la Universidad Politécnica
Territorial de Mérida Kléber Ramírez (UPTMKR) creado en el año 2014, en esta casa de
estudios se afirma el reconocimiento al patrimonio de vida de cada participante en las distintas
áreas del desarrollo humano, trata de organizarlos históricamente, y darle sentido a través del
relato autobiográfico y el portafolio. En su esencia, va más allá de acreditar experiencias, se
dedica a desarrollar dentro de una comunidad de aprendizaje las adquisiciones cognitivas e
intelectuales de cada uno de sus integrantes, implica una actividad reflexiva, bajo un enfoque
netamente humanista.
Teniendo en cuenta los valiosos aportes en los procesos de acreditación y reconocimiento
de saberes en el país, el equipo gerencial - académico del INCES, en función de aportar
a la Consulta por la Calidad Educativa, en el capítulo de educación de jóvenes, adultos y
adultas en el año 2015, propone implementar la acreditación de saberes y haceres como una
estrategia atractiva, además de pertinente para la población. A partir de allí, se logró dar
inicio a esta maravillosa oportunidad que a lo largo de estos años ha atendido a más de 600
participantes que han culminado sus estudios, egresando como bachilleres productivos. Dicho
proceso, es entendido dentro del programa como un elemento innovador en educación media,
que reconoce los saberes ancestrales, los aprendizajes construidos por reconocidos cultores
populares, artistas, campesinos, constructores, tecnólogos populares, entre otros.
Para formalizar esta propuesta se publica la Circular Nº 003 (2016), de fecha 02 de febrero
de 2016, desde el Ministerio del Poder Popular para la Educación (MPPE), que considera la
acreditación y certificación de conocimientos por experiencias basado en la complementariedad
de saberes y haceres, a través de la aplicación de estrategias de enseñanza-aprendizaje,
valorando los espacios geográficos, las tradiciones, saberes, acervos culturales, concretado a
través de un modelo educativo cónsono con los principios establecidos en la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela (1999) y la Ley Orgánica de Educación (2009). Es así
como en el año 2016, por primera vez en el programa, egresan 201 participantes provenientes
de distintos municipios del estado Mérida, con amplia trayectoria en artes y oficios, a través
de la elaboración del relato autobiográfico y el portafolio como evidencia formal para valorar
los conocimientos obtenidos, que son superiores a los exigidos en un perfil de bachiller.
En este transitar formativo, de carácter andragógico, las vivencias sumadas al abanico de
actividades realizadas para el proceso de acreditación, han sido satisfactorias en cuanto a la
contribución de los mismos participantes, con el acompañamiento de sus facilitadores, quienes
en conjunto van apuntalando experiencias de aprendizaje recíproco. Sin embargo, es a través
del ejercicio introspectivo, de la reconstrucción histórica, de la autoreflexión, la autoaceptación
y el autoreconocimiento, expresado por cada uno de los participantes en dos documentos base,
que fluirá el proceso formativo y que se conducirá hacia la acreditación, estos documentos base
son: el relato autobiográfico y el portafolio de saberes y haceres.
Es entendido como una obra artística, en la cual el artista y su modelo coinciden, en un
encuentro del ser humano con su propia imagen, la imagen del otro yo, o el doble del ser,
pero esta vez más frágil, se puede decir que más vulnerable, que se reviste de un carácter
sagrado convirtiéndose en un ser fascinante (Gusdorf, 1991). En él, quien lo narra descubre
características más allá de todas las imágenes que se puedan proyectar en su memoria, para
reconstruir y consolidar su identidad a través del tiempo.
Se convierte entonces, en un recurso idóneo para encontrarse consigo mismo, conocerse
y comprenderse, representa una forma de reconstruir la identidad a partir de las reflexiones
que realiza el participante sobre su vida, como sujeto que interactúa en una determinada
cultura. Es una escritura personal en la que se da un encuentro entre lo que se conoce con las
historias más intimas. Indaga en las fibras más profundas, en los sentimientos, percepciones
e ideas; cuando se escribe el relato autobiográfico se cuentan experiencias pasadas, vivencias
memorables, recuerdos entrañables, éstos, son seleccionados, con un hilo conductor que les
da sentido junto a respaldos como fotografías, videos, diarios, documentos, grabaciones, entre
otros, que fortalecerán cada una de esas experiencias, convirtiéndolas finalmente, en historias
mágicas, genuinas y dignas de ser contadas por quien las vivió.
Sobre este documento, (Gutiérrez, 2010) expresa dentro de sus funciones, que ayuda a
distinguir especificidades de los géneros, a autorregular las competencias lingüísticas y, sobre
todo, ayuda al participante a descubrir un medio único para indagar introspectivamente
sobre su propia vida, en un viaje interior lograr revelar, reconstruir y compartir la propia
identidad. En este momento crucial de la presentación del relato autobiográfico, el participante
está expresando la teoría de su mundo, los significados a partir de sus experiencias, está
trascendiendo a unos niveles de autoreflexión y autovaloración significativos que caracterizan
este modelo formativo. Sucede entonces, una transformación que supone la revisión de lo se
ha hecho a lo largo de la vida, lo que se quiere, lo que se siente, hasta dónde se ha llegado y la
proyección de lo que se quiere alcanzar.
En la experiencia del autor como coordinadora del programa Bachillerato Productivo
INCES, han sido incontables las lecturas autobiográficas realizadas, adentrándose en cada
universo de cada ser, indagando y construyendo perfiles junto a cada participante a través de sus
historias de vida, realizando un estudio etnográfico, que (Murillo y Martínez, 2010) afirman que
consiste en descripciones detalladas de situaciones, personas, interacciones y comportamientos
que son observables. Incorpora lo que los participantes dicen, sus experiencias, actitudes,
creencias, pensamientos, reflexiones tal como son expresadas por ellos mismos. Es decir, trata
de captar el sentido que las personas dan a sus actos, a sus ideas, a su mundo. El autor se
acerca a la interioridad humana para lograr ver más allá de lo superficial, concediéndole a este
proceso un significado complejo, en el que están tejidos los contextos socioculturales.
Más adelante, culminada la elaboración del relato autobiográfico para el momento de la
acreditación, (entendiendo que es un producto inacabado, que está en constante construcción),
que da cuenta de la vida de los participantes, los sucesos más impactantes y anécdotas
memorables que marcaron sus vidas, los aprendizajes obtenidos, fundamentalmente su esencia
como seres humanos. Se procede a realizar el portafolio, que resulta de profundizar los saberes
y haceres obtenidos, detallando los trayectos andados para alcanzarlos (laborales, académicos,
casuales, entre otros), cómo se aprendió (de manera formal o no formal) aspiraciones a futuro,
en fin, todo aquello que se pueda decir y compilar sobre los conocimientos obtenidos. Ambos
documentos introspectivos: relato autobiográfico y portafolio, son socializados ante el grupo de
participantes, equipo docente e institucional que apoya, respalda, atestigua, valorando lo que
se está presentando.
En el presente artículo, se mostrarán extractos de los documentos requeridos para la
acreditación por parte de una participante que egresó como bachiller, que servirán como soportes
a los aspectos que deben prevalecer en la construcción del relato autobiográfico y del portafolio.
Es importante señalar que, los textos de la participante transcritos como muestras, conservarán
la forma en que fueron escritos, pero se usará un seudónimo como resguardo a su identidad.
El relato autobiográfico es la oportunidad de reivindicar lo que se es, a través de su
construcción, se recurre a la investigación, sobre todo en los primeros años de vida, en los que
no hay suficientes recursos en la memoria, esto servirá como punto de partida para esa historia.
Es, inclusive, una excusa que permite la interacción del participante con sus padres y familiares, para
ampliar la información y descubrir nuevas anécdotas sobre sus primeros años. Igualmente,
constituye una oportunidad para valorar y rescatar prácticas familiares y ancestrales, o para
indagar, escudriñar en los procesos sociales, históricos, políticos, geográficos, culturales que
conllevaron a tomar decisiones familiares, cambios, aperturas a nuevas vivencias. Es entonces
un ejercicio para pensarse, estudiarse, escribirse, analizarse e interpretarse. A continuación, se
extrae un párrafo de los primeros años de vida, contenidos en el relato autobiográfico de Luz
Vergara (2017):
Belén de Umbría, un hermoso pueblo cafetalero asentado al norte de Colombia, en el departamento de Risaralda, es el pueblo donde nací un 18 de Mayo con el cantar de los gallos, a las 6 de la mañana, en la casa humilde de mis padres y atendida por mi madre, quien ya lo había hecho siete veces, dando a luz a siete y hijos e hijas, hermosos y sanos pese a sus deseos manifiestos de querer morir en cada experiencia materna. Mi madre tenía siete hijos que con gran esfuerzo sacaba adelante, cuando se embaraza por octava vez, acosada por la situación de pobreza y la angustia de no poder con otro hijo intenta abortar por diferentes medios, pero vence la vida y nazco yo: Luz Vergara, y nazco sana, y con muchos deseos de vivir, y ya con dientes según dice mi madre resultado de comer cascara de huevo durante el embarazo. Mi madre Blanca Emelina dedicada a los oficios del hogar, acompañada por Omar mi padre obrero que casi no permanecía en casa.... durante año y medio disfrute de la exquisita y nutritiva leche de mi madre, que iba a ser interrumpida por el nacimiento de la hermana número nueve “Jenny”. Para el momento ya mi padre no estaba en casa, y con Jenny de seis meses, mi madre decide salir en busca de trabajo a Venezuela y nos deja bajo la responsabilidad de mi hermana mayor “Gloria” adolescente de 13 años, mi hermano varón de 15 años decidió irse de la casa.
En este extracto, Luz hace un recuento sobre su nacimiento, la vida en sus primeros años,
además de la realidad que había en su entorno, las condiciones socioeconómicas, las decisiones
familiares y las repercusiones de todo esto en su vida. La participante, de una manera precisa
hace un resumen de su perspectiva de aquellos momentos, siendo libre para escribirlo, sin
ninguna estructura previa dada por los facilitadores, eligiendo por cuenta propia qué contar,
considerando las palabras necesarias para referirse a sí misma en primera instancia. Este es el
preámbulo para poder expresar lo que se es, es tan significativo porque es investigado, explorado,
descubierto y reconstruido para darle forma a una interesante historia de vida.
Seis años transcurrieron para reencontrarnos con mi madre, impactante encuentro, no la reconocíamos, había preparado en estos años las condiciones para unirnos en Venezuela, no fue nada fácil cruzar la frontera, apenas teníamos el sueño de llegar pero sin documento alguno y sin un adulto que respondiera por nosotros casi era imposible... días después de partir de Belén de Umbría, amanecemos en “El Guarataro”, un popular barrio caraqueño y casi de inmediato nos incorporamos a estudiar en una Escuela llamada “Juan Manuel Cajigal”, de la que apenas recuerdo... Dos años más tarde... allí en la escuela “Armando Reveron” estudie la primaria completa pero aun sin documentos y ahora egresada, no tenía posibilidad alguna de continuar, estudio la secundaria formalmente, dada las condiciones de nacionalidad que generaba, ahora sí, adolescente con mucho miedo e incertidumbre.
Resignada al encierro preventivo al que estaba condenada, el arte me sirvió de refugio y me acerco a la música a través de una de mis hermanas que era amante de dicho arte. Llegan a mis manos en esa época la revista del “Meridianito”, complemento infantil de un diario capitalino llamado “Meridiano”, y dirigido a la promoción y divulgación de las distintas manifestaciones artísticas descubrí en sus páginas que en mi interior habitaban genios del arte que gritaban por salir y comencé a pintar hermosos cuadros que colgaba en la pared de mi humilde cuarto y calmaba los gritos de los genios, y creaba objetos con mis manos... Con trece años y fuertes inclinaciones hacia la música, la pintura, la escultura y a cuanto arte se refiere, sentí la necesidad de darle forma a tanta turbulencia creativa y yo misma saltando todos los requisitos legales y administrativos, me inscribí en el Instituto “Vinicio Adames” en el museo de Bellas Artes en Caracas en un grupo de teatro...(ver Figura 1). Con perseverancia, honestidad, disciplina y mucha dedicación logro iniciar estudios en la Escuela de Artes Plásticas “Pedro Ángel Gonzales”. Allí con 18 años estudio diseño arquitectónico, diseño publicitario y obtengo el título de “Técnico Medio en Artes Visuales”, acreditación que no recibo por mi condición “indocumentada”.
Figura 1: “La mirada interna”, pintura al óleo
Fuente: Autobiografía de Luz Vergara (2017).
Se considera que el relato autobiográfico, como texto libre, quien lo escribe, en este caso
el participante INCES, hace especial énfasis en los episodios más significativos de su pasado,
ya sea porque marcaron un hito en su vida, fueron decisorios para su desarrollo en un área o
porque lo marcaron específicamente, sea de manera positiva o negativa y; lo recrea en su escrito
con el fin de liberar todos estos sentimientos. En el caso de la participante Luz Vergara, tuvo
la potestad de jerarquizar de acuerdo a su criterio los eventos más predominantes en su vida,
detallando según su necesidad de explicar lo que quiere profundizar de su intimidad y darlo
a conocer. En este caso particular, fue excelente su desenvolvimiento durante el año escolar,
destacándose en el arte; en su relato se evidencia las raíces de tal talento, pero también ese
sentir de frustración, por no poder formalizar esos aprendizajes por los impedimentos propios
de las condiciones legales e históricas de ese momento.
En el relato autobiográfico son importantes las vivencias del contexto educativo, pues forman
parte esencial del ser, develan en algunos casos el éxito o el fracaso en la escolaridad, pueden
representar un trauma o una vía para la superación personal y profesional. Además, narrar sobre
dicho contexto, se convierte en un insumo importante para el facilitador, le aportará insumos
para orientar actividades que promuevan la superación y el desenvolvimiento académico.
Ahora con 27 años con gran respeto pero poco conocimiento del ballet, no mostraba mucho interés en el área por considerar mi edad una limitante para iniciarme en tan comprometedor arte. Aun así, participé en la audición y sorpresivamente califiqué, ¡Tú naciste para la danza! ¡Qué bien lo haces! Ni yo ni la maestra podíamos creerlo iniciarme a los 27 años cuando la visión tradicional considera que una bailarina a esa edad está de egreso. Me llego el momento de gran decisión, ¿La música o la danza? Y la decisión que tomé cambio el rumbo de mi vida, tendría que concentrar todos mis esfuerzos en recuperar los años “perdidos” en el área, dejar de hacer otras cosas que me llevaban tiempo que necesitaba para ello, y me dedique por entero entonces al ballet, ... convirtiéndome en la mano derecha de mi maestra que se esmeraba día tras día en enseñarme el don de una buena maestra, me entrenó como docente ... me formó técnica, emocional y humanamente... acrecentando mis esperanzas y modificando mi visión del mundo y de su gente.
Cuando se escribe el relato autobiográfico, el autor puede develar en ella, deseos y decisiones
de superación de adversidades, con un toque mágico demostrar la consciencia que tiene
sobre las consecuencias de las mismas. De esta forma, tendrá en su contenido, valoraciones
y agradecimientos por las experiencias de vida familiar, laboral, formativa, de superación, de
salud, entre otros. Es así, como el relato autobiográfico va a permitir que el participante aprecie
positivamente lo acontecido en su vida, los logros alcanzados a partir de su accionar; como un
ejercicio reflexivo que evalúa las capacidades, habilidades, fortalezas y competencias adquiridas
en su camino, es también un instrumento ideal para sanar, para aceptar, perdonar, tener una
visión más amplia en la que la solidaridad, el perdón, la compasión, el reconocimiento por lo
vivido eleva la autoestima del ser.
Referente al portafolio, Parra (2018) expresa que: “el portafolio es lo que uno porta y lo que soporta” (p. 11). Pero, ¿qué porta? encuentros, experiencias, procesos, aprendizajes. ¿Y qué soporta? los aprendizajes adquiridos, que se van arraigando, haciéndose conocimiento. El portafolio viene a ser ese marco teórico del participante, relacionado con lo que ha aprendido a hacer, en el que se establece una relación de retroalimentación entre el saber y el hacer, para poder develar mejor de que esta hecho el ser. Construir este portafolio, ya con un recorrido hecho en la concreción del relato autobiográfico, nuevamente motiva al participante a recorrerse, conocerse, sentirse, sincerarse, hablar con propiedad sobre lo que sabe hacer, inclusive con el lenguaje técnico y con la seguridad de lo recorrido durante su vida, asumiendo una postura de pertenencia del conocimiento, en la que puede decir: yo sé hacer...yo conozco sobre, yo fabriqué, yo diseñé, yo soy responsable de, entre otros.
El detalle que faltaba para completar mi proyecto de vida, una familia. Creamos la “Academia” que recién cumplió 5 años funcionando en la ciudad de Mérida... Allí, con la asistencia permanente de 120 niñas y adolescentes con un promedio de 4 presentaciones al año. Dirijo la Academia desde su creación y mi esposo está a cargo de la producción y la publicidad. Desde mis inicios en el mundo de la danza como estudiante me confeccionaba mis vestuarios dadas las limitaciones económicas para adquirirlas en el comercio, fue así que en el momento de crear la academia poseía experiencia valiosísima en el diseño y elaboración de vestuarios y uniformes de danza y ballet, confección de zapatillas y de diseño y elaboración de escenografía e indumentarios (tocados, máscaras, coronas y otros detalles).
En la actualidad... el vestuario, uniformes, zapatillas, escenografía e indumentaria son diseñadas y elaboradas en totalidad por mí. Aparte de esta gran responsabilidad, realizo el trabajo de administración de la academia. Iniciamos en el mes de julio con un plan vacacional para captar matrículas y sorprendentemente 60 niñas llenaron nuestro plan de las cuales muchas se quedaron como alumnas regulares del lapso que se avecinaba. Había que planificar lo que “queríamos hacer” A partir de este momento, donde, quién, cómo, cuándo y en cuanto tiempo, definir objetivos, metas, recursos físicos, humanos. Crecía la academia, los procesos administrativos exigían adaptarse a las nuevas circunstancias... La dinámica de la academia modifica paulatinamente la estructura y ahora necesita un “gerente” “director” “administrador” “dirigente” o como nos guste llamar al que obligatoriamente debe orientar, marcar, o dirigir el rumbo de la academia.
Para realizar el portafolio no existe una estructura como norma, pues al igual que el relato
autobiográfico es de libre redacción, éste va a demostrar, no solo la esencia del participante,
sino además, cómo estructura su conocimiento, cómo le da prioridad a lo que sabe hacer,
estableciendo categorías y un orden según la importancia que le otorga. En ambos documentos esta
intrínseco lo ontológico (estudio del ser), lo heurístico (ciencia del descubrimiento) y lo
axiológico (estudio de los valores), dimensiones que no especifica el participante pero se reflejan a
medida que va redactando su portafolio. No existe limitación en cuanto la variedad de elementos
que el participante puede agregar a su portafolio para demostrar que en su trayectoria de vida
hubo aprendizaje.
En el año 2015 y con la asesoría de mi maestra Martha Gómez, mi esposo y yo creamos el 1er Concurso Nacional de Danza Clásica, Neoclásica y Contemporáneo Mérida 2015, evento dirigido a todos los ejecutantes de danza clásica y contemporánea del país, evento que logra atraer a más de 320 bailarines y 32 academias del país. Convocando más de 1200 espectadores y movilizando unas 700 personas a la ciudad de Mérida. En el evento no solo competieron los participantes sino que recibieron talleres y fueron evaluados por destacadas figuras en el Mundo de la Danza. Dando un gran aporte a este arte en nuestro estado y nuestro país.
A medida que se va desarrollando este recurso, quien lo realiza podrá respaldar lo que relata a través de evidencias como fotografías, certificados, publicaciones, entre otros. Estas evidencias no siempre existen, por tanto no es una regla obligatoria, pero se evidenciará los conocimientos con la propiedad y el dominio con que el participante se exprese. Es importante en todo momento la reflexión de lo aprendido, para que el documento se configure como un marco teórico personal, en el cual se encuentran organizados todos los elementos del aprendizaje obtenido, la visión crítica y reflexiva de lo alcanzado, su avance académico a medida que construía el portafolio, las investigaciones realizadas, la escritura, las producciones, la propiedad en la expresión de lo escrito.
En estos años de experiencia en los procesos de acreditación para la modalidad de educación
de jóvenes, adultos y adultas, se ha podido comprobar y afirmar que la construcción del relato
autobiográfico y el portafolio, ha trascendido a algo más que un mero requisito académico.
Hoy en día, son la oportunidad perfecta para realizar el registro histórico de cada participante,
logrando un resultado personalizado y pertinente, correspondiente a las habilidades, destrezas,
capacidades de cada ser. Cabe destacar, que cada uno de los participantes han tenido un
recorrido genuino en sus vidas, dicho recorrido le ha dotado de una serie de conocimientos
en los ámbitos sociales, culturales, económicos, académicos, productivos e históricos que son
únicos, y por ende, al escribir estos documentos aportan información valiosa para futuras
generaciones, e inclusive para las comunidades que realizan actividades relacionadas con su
accionar.
Adentrarse en el mundo de cada uno de los participantes, se convierte en un proceso
maravilloso que permite apreciar las valiosas historias con otra óptica, desde la sensibilidad,
la solidaridad y la empatía. Muchas de estas historias son patrimonio de vida, la garantía del
rescate y preservación del acervo cultural, en su gran mayoría son motivadoras, están
cargadas de resiliencia, en otras despiertan la curiosidad e incentiva la investigación, por ello,
el relato autobiográfico y el portafolio no son simples documentos narrativos, son vidas valiosas
plasmadas en letras y oraciones.
Construir el relato autobiográfico, conlleva a un encuentro con lo mas intimo del ser, aflora
sentimientos, recuerdos, algunos olvidados y encofrados, es revivir momentos, es rememorar
seres importantes en la vida, el reconocimiento del camino andado, enaltecer la historia
y los procesos políticos, ambientales, geográficos, familiares, educativos; todos estos, como
complemento para la formación, el crecimiento individual y colectivo del ser humano.
En los fragmentos de los documentos de la participante Luz Vergara se pudo evidenciar el
valor incalculable que ella le dio a cada vivencia para danzar en su historia, en la que miro
atrás, valoró los momentos adversos y las oportunidades presentadas para llegar a donde está
en la actualidad, percibiendo el presente con una mirada más optimista, dejando huella para
otras personas con sueños en común.
El portafolio por su parte, desarrolla la síntesis, el análisis, la generación de conceptos, la
investigación y los hallazgos que desarrollan posturas ante sucesos de la vida del participante.
Motivándolo a mejorar para transformarse ante los desafíos del mundo, desarrollando
un pensamiento crítico, reflexivo, obteniendo nuevos logros académicos y profesionales al
percatarse de los conocimientos alcanzados.
En el proceso de acreditación, ambos documentos realizados por el participante son una
llave que simboliza la investigación etnográfica, también una acción transformadora que
se materializa en obras narrativas expresadas por medio de la oralidad, la escritura, los
recursos que sirven como evidencia, que favorecen el reconocimiento de sí mismo ante una
comunidad o colectivo formativo. Propicia la reflexión, la toma de consciencia, realizada con
una intencionalidad que devela el propósito transformador de la existencia del participante, que
no requiere ser evaluado, sino valorado y reconocido. El relato autobiográfico y el portafolio
facilitan el acercamiento a la historia real del participante, identifican sus momentos de
aprendizaje, dando cuenta de las dimensiones ontológicas y epistémicas; incluye aprendizajes
o experiencias adquiridas a través de saberes tradicionales, herencias familiares y otros
saberes, expone los distintos contextos que dan forma a las historias de vida, las experiencias
colectivas, los valores y aspectos éticos. Son el insumo principal para alcanzar la acreditación
de bachillerato con pertinencia y credibilidad.
Para finalizar, es importante mencionar, que dentro de la dinámica formativa del programa
bachillerato productivo INCES Mérida, estos recursos son los más acertados para el proceso
de acreditación, representan una ventana abierta con distintos paisajes para admirar. Nunca
existe un resultado igual, pues cada ser aprende de manera distinta, en tiempos distintos y ve
el mundo de manera única. Por lo tanto, siempre serán resultados distintos, dotados de magia,
de emociones, de sensaciones, de conocimientos nuevos por adquirir por quien se adentra en
ellos.
Circular Nº 003. (2016). Proceso de acreditación por experiencia de saberes y haceres en la modalidad de educación de jóvenes, adultas y adultos. Ministerio del Poder Popular para la Educación.
Gusdorf, G. (1991). Condiciones y límites de la autobiografía. Suplemento Anthropos, 29, 9-18. https://ayciiunr.wordpress.com/wp-content/uploads/2019/08/gusdorf-george-condiciones-y-lc3admites-de-la-autobiografc3ada.pdf
Gutiérrez, M. (2010). Relato autobiográfico y subjetividad: una construcción narrativa de la identidad personal. Educere, 14(49), 361-370. https://www.redalyc.org/pdf/356/35617102011.pdf
Murillo, J., y Martínez, C. (2010). Investigación etnográfica. Universidad Autónoma de Madrid.
Parra, L. (2018). Portafolio: lo que se porta y lo que soporta. Relieve de identidad. Contracorriente. Año 5, (7), 9-13.
Salas, N. (2024). El valor de los saberes y haceres desde la experiencia: un aporte en la acreditación de jóvenes, adultos y adultas. Universidad Politécnica Territorial de Mérida Kléber Ramírez.