Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, Caracas, Venezuela1, 2
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Fecha de recepción: 27/11/2024
Fecha de aceptación: 09/04/2025
Pág: 260 – 277
La química arqueológica se ocupa del análisis químico de las pruebas materiales
obtenidas en los yacimientos arqueológicos. Recientemente, ha crecido hasta incluir
materiales orgánicos, biológicos e inorgánicos. El análisis de cerámicas, pigmentos,
textiles, materiales de construcción y desechos en contextos arqueológicos
contribuyen a la reconstrucción histórica. La interacción entre química y
arqueología, por extraño que parezca, rara vez se destaca como un campo de
estudio separado, sino que se expresa en cada proceso de elucidación y restauración
de fragmentos de investigación arqueológica. Este ensayo describe y discute
principalmente la relación entre la química y la arqueología, y la importancia de
sus técnicas experimentales, con el fin de obtener la máxima información sobre los
diversos materiales que constituyen el patrimonio arqueológico universal. A pesar
de que se trata de un área de investigación transdisciplinaria.
Palabras clave: antropología, arqueología, arqueometría, química analítica, restauración.
Archaeological chemistry is concerned with the chemical analysis of material
evidence recovered from archaeological sites. Recently, it has come to include
organic, biological and inorganic materials. The analysis of ceramics, pigments,
textiles, construction materials and waste in archaeological contexts contribute
to historical reconstruction. The interaction between chemistry and archaeology,
strange as it may seem, is rarely highlighted as a separate field of study,
but is expressed in each process of elucidation and restoration of fragments
of archaeological research. This work mainly describes and discusses the
relationship between chemistry and archaeology, and the importance of its
experimental techniques, in order to obtain maximum information about the
various materials that constitute the universal archaeological heritage. Although
this is a transdisciplinary research area.
Key words: Anthropology, archaeology, archaeometry, analytical chemistry, restoration.
Esta obra está bajo licencia CC BY-NC-SA 4.0
La arqueometría es el estudio de los materiales arqueológicos, basándose en metodologías
analíticas procedentes de distintas disciplinas: química, geología, biología, entre otras. Es
una rama reciente de las ciencias aplicadas utilizada para el diagnóstico de obras de arte de
todas las épocas y estilos, proporciona contenidos adecuados y útiles para la conservación y
preservación del patrimonio cultural. Además, esos contenidos han evolucionado en los últimos
años. De este modo, los Congresos Internacionales de Arqueometría han abierto sus puertas a la
sección de biomateriales desde el celebrado en 1996 en Urbana (Illinois, EEUU), aunque con un
predominio de análisis de ADN, de isótopos estables o identificación de residuos como resinas
o productos alimenticios, antraecológicos o arqueozoológicos en su vertiente paleoambiental
(Montero et al., 2007). Los antecedentes de la arqueometría se remontan a las aportaciones de
la geología, al análisis de materiales arqueológicos desde 1720, con el estudio microscópico de
un fragmento de roca de Stonehenge. Asimismo, la microscopia también fue empleada a fines
del siglo XIX para confirmar el origen local en Grecia de mármoles y cerámicas de Santorini.
En México, en 1892, Ordóñez ya estudiaba obsidiana prehispánica con el uso de la microscopía
(Gilson y Luciene, 2012; Howell y Vandenabeele, 2012).
Los primeros estudios petrográficos sistemáticos fueron realizados por Shepard en 1936,
logrando la caracterización de cerámica de la región de Pecos. Simultáneamente con el estudio
de piezas arqueológicas, se llevó a cabo un importante desarrollo en los campos de la física y la
química a finales del siglo XIX, con el descubrimiento de los rayos X (1895) y la radiactividad
(1896), y hasta mediados del siglo XX, con el diseño de espectrómetros para medir fluorescencia
y espectrometría de masas de los elementos químicos, entre otros tantos descubrimientos,
que posibilitaron su aplicación desde finales de la década de los 50 en el campo de la arqueología.
Es significativo que se desarrolle un enfoque holístico y un diálogo sostenido entre
arqueometristas y arqueólogos. Este enfoque, se logra mediante la ubicación de arqueometristas
dentro de los departamentos de arqueología, con la supervisión conjunta de los estudiantes
de doctorado y la plena participación de los técnicos en las excavaciones arqueológicas.
De esta manera, pueden participar como socios iguales, en cada etapa del proyecto. Desde
la formulación del problema y el diseño de la investigación, pasando por la recolección de
muestras y el examen científico, hasta la interpretación de los datos y la publicación final.
La arqueometría se encuentra en la interfaz entre las humanidades/ciencias sociales (por
ejemplo, antropología, arqueología e historia del arte) y las ciencias naturales (por ejemplo,
química, geología, bioquímica, geografía, física, etc.). Además de aplicar métodos analíticos
para resolver cuestiones específicas en un proyecto de investigación particular, el desarrollo de
nuevas técnicas se incluye en esta amplia área de investigación.
En el campo de la “arqueometría” diversas especialidades pueden distinguirse resolviendo
una amplia gama de problemas. Por ejemplo, es posible utilizar técnicas de prospección y
teleobservación para evaluar el subsuelo. Las ciencias de la conservación se superponen en parte
con la arqueometría, así como la exploración analítica de objetos. Esto puede ser considerado
una investigación arqueológica, pero los aspectos prácticos de la restauración de un artefacto
generalmente no están incluidos en esto.
La fluorescencia de rayos X por dispersión de energía (ED-XRF) es una técnica
multi-elemental, simultánea y no destructiva usada en la identificación de elementos químicos
de las cerámicas. Por ello asume una gran importancia en el estudio de objetos artísticos,
arqueológicos y patrimoniales en general en los que, además de su análisis y la consiguiente
extracción de la información que pudiesen aportar, se persigue y pretende su conservación.
En general, la caracterización química de los fragmentos puede proporcionar información útil
sobre el origen de la materia prima, la calidad del revestimiento o indicios de la ocurrencia
de pinturas, auxiliando a los estudios arqueológicos. Su objetivo es verificar la existencia de
vestigios de pintura en los fragmentos, comprobar si existe algún tipo de tratamiento diferente
en sus caras en relación con la pasta de la cerámica, construir gráficos bidimensionales para
comprobar la similitud entre los elementos químicos en los fragmentos de la misma o de
diferentes estratigrafías y cuantificar algunos de ellos, lo cual compone la pasta del muestreo
recogido (Ikeoka et al., 2012; Iucci et al., 2010).
En cuanto a los estudios de caracterización, la técnica dominante para obtener información
sobre la composición de la muestra es XRF (Fluorescencia de Rayos X). Esta técnica se
basa en la interacción de los rayos X con el material a estudiar. Los materiales inorgánicos
cuando se exponen a rayos X primarios, producen rayos X secundarios o fluorescentes que
se analizan. Todos los elementos excepto el hidrógeno y el helio pueden producir rayos X
secundarios. Además, los rayos X primarios provienen de varias fuentes, como un tubo, un
sincrotrón o un isótopo radiactivo (principalmente Am-241). Estos rayos X secundarios son
únicos para cada elemento, por lo que el espectro XRF tiene varios picos. La intensidad de cada
pico se correlaciona con la cantidad de presencia del elemento en el artefacto. La resolución
del instrumento depende de su fuente. En particular en microscopía electrónica de barrido,
espectrometría de rayos X y catodoluminiscencia, donde se utilizan materiales de referencia
para calibrarlo, comprobar y controlar la fiabilidad de los resultados (Chapoulie y Del-Solar,
2018, en Chapoulie et al. (2018)).
El análisis XRF es un método no destructivo, no invasivo y puede aplicarse a compuestos
inorgánicos. Un equipo portátil permite al usuario realizar mediciones in situ en el sitio
de excavación o en un museo, en artefactos que no pueden retirarse de su espacio de
almacenamiento (Liritzis et al., 2020). Para analizar un pequeño detalle de un artefacto se
utiliza un MicroXRF, y en el caso de áreas en pinturas o manuscritos un MacroXRF permite
determinar la distribución espacial de elementos químicos en grandes superficies, lo que ayuda
a los investigadores a inferir la presencia de ciertos pigmentos o mezclas en toda la superficie
de una obra de arte (Ricciardi et al., 2016).
Mediante los análisis XRD se puede medir con precisión la proporción de cada elemento
presente dentro de la muestra. El estudio cualitativo de los minerales se ha vuelto mucho más
conveniente desde el advenimiento de las técnicas de difracción de rayos X (Thomas, 2013).
Los geólogos pueden usar XRD para realizar estudios de la tierra y explorar vastas regiones
geográficas en la búsqueda de nuevos minerales. Una buena inversión debería centrarse en
la creación y dotación de personal de centros especializados con orientación arqueométrica
prioritaria. Los esfuerzos de investigación se concentran principalmente en la asignación de
proyectos que solicitan servicios de análisis, y apenas se destinan fondos para una exploración
básica orientada a mejorar la calidad de los datos y a comprender su alcance. Como, por
ejemplo, el valor explicativo en función de las condiciones de recogida y procesos de formación
del registro arqueológico del que proceden. Por otra parte, la oferta de servicios se está
convirtiendo en obligatoria para los centros de investigación, que necesitan justificar sus
inversiones de equipamiento y su desempeño. Aunque la disponibilidad para los estudios en
arqueometría está aumentando, no está acompañada de la correspondiente exploración en
esta área. Es necesario reorientar la investigación arqueológica, plantear nuevas perspectivas y
buscar formulaciones al objeto de estudio de la arqueología.
En los últimos 30 años se han observado nuevos avances en esta esfera. Las principales
cuestiones relacionadas con los hallazgos arqueológicos, como la naturaleza de los
descubrimientos, cuándo, con qué fin, cómo y dónde se produjeron, revelan la necesidad
de estudios arqueométricos. En este contexto, la arqueometría cerámica es importante a la
hora de dilucidar las características de producción y, por tanto, la tecnología y el progreso
de las civilizaciones, porque los productos de terracota generan una parte significativa de los
hallazgos descubiertos en las excavaciones y/o análisis arqueológicos.
La difracción de rayos X (XRD) es la única técnica que permite obtener información de
manera precisa y no destructiva, como la composición química, la estructura cristalina, el
tamaño de los cristales, la deformación de redes, la orientación preferida y el espesor de las
capas. La XRD es una de las técnicas más convenientes utilizadas en arqueometría cerámica
y también para otros tipos de loza, ya que la determinación de minerales proporciona un
conocimiento sustancial sobre las materias primas utilizadas en la producción. Esta información
también podría utilizarse para los estudios de procedencia en arqueometría junto con la
composición química que se revelaría mediante diversas técnicas como la fluorescencia de
rayos X, la espectrometría de absorción atómica y la de plasma acoplado inductivamente al
espectrómetro de masas, entre otras.
Esta técnica, por su alta sensibilidad, permite determinar elementos que se encuentran en
muy baja concentración y así cuantificar las pequeñas diferencias que pudiesen existir dentro de
las arcillas. El análisis XRD puede medir con precisión la proporción de cada elemento presente
dentro de la muestra. Se utiliza convenientemente en arqueometría de cerámica, y también para
otros tipos de loza. Aquí la determinación de minerales proporciona un conocimiento sustancial
sobre las materias primas utilizadas en su producción.
La TL se basa en el supuesto de que todos los objetos absorben la radiación ambiental
natural en trampas de energía estructurales. Estas se vacían cada vez que el artefacto se
calienta por encima de una temperatura crucial o se expone a la luz solar. Calentando el
artefacto en condiciones controladas y midiendo la energía almacenada en estas trampas (los
electrones atrapados escapan en forma de luz), un arqueometrista puede determinar la última
vez que se calentó este objeto. Se aplica a varios materiales de origen arqueológico o geológico,
como cerámica, sedimentos y suelos calentados, hornos, y se expande a otros asientos marinos,
pedernales y rocas (principalmente granitos, areniscas y calcitas) (Liritzis, Galloway y Hong,
1997; Liritzis, Guilbert et al., 1997; Liritzis et al., 2020).
La primera aplicación se realizó en vasijas de cerámicas griegas en 1960. Esta se basó en la
medición de la luminiscencia que se almacena en minerales de cuarzo. Desde entonces se han
estudiado las propiedades físicas de los materiales a datar y se han sugerido diversas técnicas
de datación, en función de la preparación de las muestras y del tamaño de los granos de cuarzo
utilizados. Zimmerman sugirió la técnica de grano fino, que utiliza tamaños de 1 a 8µm con
precisión de ±3 %, y la técnica de granos grandes de circón (Sutton y Zimmerman, 1976) con
±15-20 % de exactitud (Seeley, 1975).
La muestra se atomiza e ioniza a temperaturas muy altas. A diferencia de otras técnicas de análisis, ICP-MS analiza la masa de iones de esta, en lugar de las emisiones de átomos excitados. Es bastante eficiente en la producción de iones positivos y por lo tanto se utiliza en la discriminación de isótopos elementales y límites de detección muy bajos (Thomas, 2013). El método se aplica en diversos materiales, cerámica, vidrio, obsidiana, metálicos (Artoli y Canovaro, 2020), huesos, pigmentos, objetos de arte (Gehres y Querré, 2018).
El análisis FTIR se basa en la vibración natural que tienen los átomos bajo enlaces covalentes. La molécula permanece quieta, pero los átomos cambian entre sí. Si una molécula ha sido expuesta a radiación infrarroja con una frecuencia igual a la vibración natural, esta absorbe energía. De hecho, este tipo de análisis implica la interacción de la radiación con vibraciones fundamentales moleculares, por lo que se incluye en la categoría de técnicas analíticas de espectroscopia vibracional. Cuando la muestra se irradia con un haz infrarrojo (IR cercano o medio), las moléculas comienzan a absorber esta radiación y cambian los niveles de energía vibratoria molecular. Esta técnica se puede utilizar para la identificación sencilla de compuestos moleculares o incluso para una determinación cualitativa y cuantitativa completa. Ejemplos notables de su uso son la caracterización de pigmentos (Silva et al., 2018, en Chapoulie et al. (2018)), el análisis de artículos históricos (Zotti et al., 2008), la evaluación de artefactos paleolíticos (Cârciumaru et al., 2012) y otros materiales arqueológicos.
La espectroscopía Raman es un tipo de técnica vibracional, basada en la dispersión
inelástica de luz monocromática procedente principalmente de láseres monocromáticos.
Cuando el rayo láser monocromático interactúa con las moléculas de una muestra, éste
se dispersa y se desplaza. Este desplazamiento (Raman Shift) es único para cada tipo de
moléculas, lo que da como resultado un espectro de huellas dactilares de cada composición
química. Se diferencia del FTR en la forma en que se transfiere la energía a las moléculas.
Aquí, la muestra se irradia con un rayo láser de infrarrojos visual o cercano. El fotón incidente
tiene una energía más alta que la del estado vibratorio de la molécula y, por lo tanto, una parte
de esta es absorbida, lo que genera una vibración molecular y la energía escariada se dispersa
como un nuevo fotón con una frecuencia reducida. Al igual que FTIR, la espectroscopía Raman
se puede utilizar para análisis cualitativos y cuantitativos. Tanto Raman como FTIR deben
usarse de forma complementaria para una caracterización completa de los modos vibratorios
de una molécula. La espectroscopía Raman tiene varias aplicaciones en arqueología, como
el análisis de arte rupestre, identificación de pigmentos, líticos, textiles, resinas y residuos
orgánicos (Van der Weerd et al., 2004).
Por otra parte, la espectroscopía Raman ha sido utilizada para la caracterización de los
pigmentos en los diseños. Se aplica a la superficie exterior de los fragmentos, así como a los
cortes estratigráficos, para los que se ha utilizado un espectrómetro comercial LabRAM HR
UV-Vis-NIR. La fuente de energía comúnmente utilizada es de 514 nm (Ar+ láser 0.03 mW-1),
diámetros de 3 µm-20 µm. La técnica usada en superficies cerámicas y sobre micromuestras es
no destructiva, con el fin de evitar el calentamiento y la consecuente degradación de la muestra;
la potencia del láser se puede mantener baja.
Los estudios isotópicos constituyen un campo de investigación en crecimiento a nivel
mundial, debido a la amplia gama de temas que cubren, de los cuales sólo algunos se analizan
en los párrafos siguientes. El enfoque isotópico del pasado humano ha sido utilizado por los
arqueólogos desde los años 1970-80, inicialmente para la reconstrucción paleodietética realizado
por DeNiro, con fines de trazar antiguas rutas de movilidad (DeNiro y Epstein, 1981). Debido
a su importancia y al amplio alcance científico que cubre, el análisis de isótopos estables se ha
convertido hoy en día en una subdisciplina propia (Bogaard y Outram, 2013). Los arqueólogos
utilizan tradicionalmente esta técnica para investigaciones sobre dieta y movilidad (Silva-Pinto,
et al. 2018, en Chapoulie et al. (2018)).
La variación química en el tejido duro representa variaciones en la ingesta alimentaria,
la nutrición y las enfermedades, pero también en factores ambientales, revelando lugares de
residencia y patrones de migración (Katzenberg, 2008). La investigación contemporánea sobre
isótopos estables también ha comenzado a emplear sofisticados análisis estadísticos. Froehle,
Kellner, y Schoeninger crearon un modelo multivariado para reconstruir la dieta humana,
ampliando el de carbono anterior al agregar valores de nitrógeno del colágeno óseo al análisis
(Froehle et al., 2012).
Fernandes y colaboradores en el 2015 utilizaron un modelo bayesiano para predecir con
mayor precisión la fuente de proteína dietética en consumidores individuales (Fernandes et
al., 2015). Por el término isótopos entendemos a las formas alternativas de ciertos elementos
químicos que tienen números similares de protones y electrones en sus núcleos, pero difieren
en su número de protones. Los isótopos estables, a diferencia de los inestables o radiactivos,
no se desintegran con el tiempo. El análisis isotópico incluye el método de exploración masiva
de carbono (C ), nitrógeno (N ), azufre (S) y el recientemente explorado Zinc (Zn) y análisis
incremental de dentina. El desglose de las proporciones de isótopos de carbono estables (δ13C )
proporciona información sobre el consumo de las plantas; el nitrógeno (δ15N ) refleja la ingesta
de proteína animal.
Los análisis de azufre estable (δ34S) en un enfoque multi-isotópico brindan información
sobre la ingesta de alimentos marinos y de agua dulce, mientras que el Zn se utiliza
recientemente como un indicador del consumo de proteína animal (Jaouen et al., 2017). El
análisis incremental de la dentina dental en el que se miden cortes consecutivos de ésta para
determinar los valores isotópicos de C y N revela variaciones en las dietas infantiles (Beaumont
y Montgomery, 2016; Beaumont et al., 2015), así como en las prácticas de lactancia y destete.
A diferencia del hueso, la dentina primaria no se remodela, proporcionando información
sobre cambios radicales a corto plazo en la dieta que luego puede utilizarse para responder
preguntas más detalladas. El método registra períodos específicos de escasez de alimentos y,
por lo tanto, permite vincularse cronológica o causalmente a eventos históricos mencionados
en registros escritos. Las proporciones de isótopos de Estroncio (Sr ) que se encuentran en
los dientes y huesos humanos reflejan directamente la composición del agua, las plantas y
los animales consumidos, que a su vez reflejan la constitución fundamental de una región
geográfica, por ejemplo (Slovak y Paytan, 2012). Al tener en cuenta los rangos isotópicos
geoespecíficos, es posible evaluar la movilidad (Buzon et al., 2011).
Se han realizado análisis de las proporciones de isótopos de Estroncio (Sr ) en casos
seleccionados arqueológicamente. Estos datos pueden rastrear con precisión específica la
movilidad de cada generación. Debido al hecho de que la composición isotópica del azufre
también está determinada por el lecho rocoso local subyacente y las deposiciones atmosféricas,
los isótopos de S también se utilizan en estudios de movilidad. Por lo tanto, una correlación de
C, N, S y Sr puede ayudar a rastrear individuos al detectar si los datos reflejan una verdadera
dieta marina o más bien un valor atípico debido a la migración (Vika, 2009). Es necesario
reconstruir completamente una comprensión sólida de las formaciones geológicas junto con
la biodisponibilidad de estroncio en cada sitio, antes de que alguien pueda ser identificado
efectivamente como no local. El Sr rara vez identificará un origen único de un individuo no
local, lo que puede restringir el método bajo ciertas condiciones.
Los isótopos de carbono también entran en la cadena alimentaria cuando los herbívoros
consumen plantas, y los isótopos de oxígeno al consumir agua meteórica y de la dieta. Al
examinar la proporción de isótopos 12C/13C, es posible determinar si los animales comían
predominantemente plantas C3 o C4. Las posibles fuentes de alimentos C3 incluyen arroz,
tubérculos, frutas, nueces y muchas verduras, mientras que las fuentes de alimentos C4 incluyen
el mijo y la caña de azúcar. Este proceso finaliza con la muerte del organismo; a partir de este
momento los isótopos ya no se acumulan en este, sino que sufren degradación. Para obtener mejores resultados,
el investigador necesitaría conocer los niveles originales o una estimación
de los mismos en el momento de su muerte.
Las técnicas aplicadas y los materiales medidos incluyen: a) datación por radiocarbono
(14C) de ropa, arcos de madera y huesos (Bonani et al., 1994; Kutschera y Rom, 2000). b)
Fluorescencia de rayos X (XRF) del cabello que revela rastros de cobre y arsénico, lo que
implica su participación en la pirotecnología temprana de la fundición de cobre (Artoli y
Canovaro, 2020) Radiografía de rayos X de todo su cuerpo que descubre la fatal flecha de
pedernal en su hombro trasero izquierdo y otras lesiones (Macko et al., 1999) bioarqueología
utilizada para decodificar la estructura genética del Hombre de Hielo a través del ADN, así
como carbono, oxígeno, nitrógeno.
El análisis isotópico de estroncio en sus dientes y huesos demostró su origen en el sur de
los Alpes (Italia), mientras que había comido tres comidas durante el último día, incluida
una comida final aproximadamente dos horas antes de ser asesinado. Los métodos de ionización
térmica (TIMS), plasma acoplado inductivamente (ICP-MS) y espectrometría de masas de gases
incluyeron relaciones de isótopos de 18O/16O (δ18O), 87Sr/86Sr y 206Pb/204Pb, para revelar
el origen y el comportamiento de migración del Hombre de Hielo. Las muestras analizadas
incluyen esmalte dental, huesos y contenido de su intestino, los cuales representan diferentes
etapas ontogenéticas de desarrollo (Kutschera y Müller, 2003; Macko et al., 1999; Rollo et
al., 2002), e) palinología del polen contenido en los alimentos consumidos por Ötzi, junto con
otras pruebas paleopatológicas, los colegas pudieron reconstruir su agitado itinerario en las
horas previas a su muerte y definieron el incidente de estas afinales de primavera/principios de
verano. Así como el entorno arqueobotánico (Bortemschlager y Oeggl, 2000); f) reconstrucción
virtual del Hombre de Hielo, mostrando cómo estaba equipado para las duras temperaturas de
las altas montañas y su vestimenta. La información extremadamente significativa obtenida de
estos análisis arqueométricos ha tenido un impacto en el turismo cultural a través del aumento
del número de visitantes en el Tirol del Sur y especialmente en el museo Otzi.
El uso de análisis arqueométricos para el estudio de la cerámica arqueológica es una
metodología consolidada que facilita la caracterización y clasificación de esta clase de material
con datos provenientes de las ciencias naturales, que cruza con la información de origen
arqueológico. Esta técnica se ha extendido a los análisis petrográficos para la identificación
de minerales presentes en las pastas cerámicas. Este tipo de investigación permite elucidar la
procedencia de los conjuntos cerámicos y las características tecnológicas usadas en el diseño
de ellos. En muchos casos, los resultados del análisis de cerámicas de yacimientos cercanos
pueden ser infructuosos en cuanto a poder extraer conclusiones que pudieran relacionarlos o
diferenciarlos unos con otros. Ello requiere el uso de otras técnicas más precisas y sensibles
que detecten elementos específicos y con presencia menor en las muestras. Por ejemplo, se
realiza caracterización usando análisis por activación neutrónica y sobre los resultados se
aplican técnicas estadísticas para buscar evidencias de relaciones entre las muestras clasificadas
previamente (Aldazabal et al., 2010).
El material que resulta de un pretratamiento, es envasado en ampollas de cuarzo para su
irradiación, junto con patrones y materiales para control de calidad. Esta técnica, por su alta
sensibilidad, permite determinar elementos que se encuentran en muy baja concentración y así
cuantificar las pequeñas diferencias que pudiesen existir dentro de las arcillas, tendiendo a una
clasificación más específica de la materia prima utilizada.
No hay duda de la enorme cantidad de informes y datos que pueden extraerse del registro
arqueológico hoy día y de las posibilidades de estudio y documentación del mismo con las
técnicas disponibles. Esa información resulta básica en la demostración y clarificación de las
hipótesis arqueológicas. Por tanto, el futuro inmediato de la arqueometría va a depender
de la actitud más o menos crítica que la propia comunidad arqueológica tome hacia las
aproximaciones de base experimental, la cual va a decidir en buena medida la clase de datos
que se van a generar y el valor de los mismos en las interpretaciones y síntesis arqueológicas
de las próximas décadas.
La arqueometría es una disciplina internacional científicamente establecida que investiga
cuestiones científicas del patrimonio cultural; es una ciencia multidisciplinaria que desarrolla
investigaciones y resuelve problemas arqueológicos. Con la ayuda de esta materia
interdisciplinaria se descubren nuevos campos inexplorados, paisajes políticos, culturales y
sociales, y se cubren vacíos científicos; porque la ciencia, aunque dividida en subgrupos,
es unificada e indivisible. Los resultados de la arqueometría consisten en datos gráficos
y estadísticos que simplifican y facilitan la posibilidad de comparar muestras culturales
y recuperar la máxima información desde su microescala, obteniendo así conclusiones
seguras, que pueden ser utilizadas globalmente por investigadores, científicos y funcionarios
gubernamentales. Esto redunda en la difusión de la información y la globalización de la
ciencia, el diálogo científico y administrativo, la promoción de las funciones administrativas
y la conveniencia de los ciudadanos a un trato justo y adecuado.
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